miércoles, 17 de diciembre de 2008

If you call my name


"Gracias por comunicarse con el Depto de Soporte Técnico de Vonage, la empresa número 1 en telefonía digital. Mi nombre es Francesca ¿En qué puedo ayudarle?".


"... En qué puedo ayudarle ... darle ... arle ... le... ?".


Un eco invadía mi cabeza, una voz a lo lejos gritaba todas aquellas palabras que repetía sin cesar día tras día. Mi paciencia era cada vez más escueta, sentía como si hubiese firmado un pacto con el diablo, como si hubiese protagonizado una Tercera Guerra Mundial en la otra vida y pagara por tantas ejecuciones bajo mi mando. Sí, tuve la dichosa oportunidad de caer en las garras de Mr Call. Cargué casi 2 años con la cruz del título "Telemarketer". Y quiero hacer catarsis. Me lo merezco.


Respiro.


Habiendo pasado ya dos meses de mi libertad condicional quiero contarles mi historia. Las anécdotas. No fue fácil. Todos aquellos que hayan transitado siquiera meses por ese lugar, cualquiera que fuese, sentirán y entenderán lo que viene en las próximas líneas; otros habrán escuchado a tantos especímenes como yo quejarse por doquier de un trabajo tan aburrido como este.

Telemarketers, una especie "rara". Todos los días me despertaba con la misma pregunta "¿Por qué?". Cada vez que me preguntaban de qué trabajaba, el sudor se apoderaba de mí, parecía una esponja en pleno apriete. Pero no todos eran como yo, eso fue lo divertido. Como cualquier experiencia, cosas malas y buenas te quedan en la mente. Personas enfermas por pertenecer a ese grupo de dementes; otras, como yo, que querían escapar cual Forest.


"¿Mande?" Esa palabra clave, contraseña secreta, dícese del común denominador de cualquier mexicano que resida en Texas o sus alrededores. "Me llamaste porque no te "jala" la Internet. Ok. Laburo de esto, paciencia concentrate y hacé que no largue una puteada que implique mi despido". Sí gente, trabajé en un "Call Center". ¿Y? Y ... esto se merece un cuentito que envuelva muchas de las experiencias que viví. Ahí va. Si no es el cuento serán 3 monólogos seguidos y nadie quiere eso, no, no.


1

2

3

Cuentito.

"Érase una vez un grupo de chicuelos que andaban solos por la vida, cada uno con su rutina, puff ... horrible. Cuando de repente intentaron salir de la exigencia de sus padres, "Mmm me parece que ya estás bastante grandecito para que te de la platita para tus forros y cigarros, es hora de empezar a trabajar...".

Y así fue. Buscaron y buscaron, hasta que un día sonó el teléfono, RING RING, "¡Apa! está sonando, vamos a atender".

"Mirá te llamo para una entrevista, soy Mr Call."

- "¡Oh! ¡Qué bien! Ya no tendré que pedirle plata a papá oh, oh."

- "¿Estás dispuesto a trabajar los fines de semana?'"

- "¡¡¡Cómo no!!!", respondieron al unísono.

Días más tarde entraron a ese enorme edificio en donde podían observar las caras de otros jóvenes que también estaban apostando por su "billetera". Y pensaron "¡Qué bueno! voy a tener platita para ... las vacaciones?".

¡ENTRARON! ¡Sí, sí, quedaron! A los días empezaron el training, mmmm.. 8 horas de contínuo boludeo en donde, cual primeros días de escuela, lo único divertido era hacerse de nuevos amigos. Los días pasaron y ya Mr Call no era tan piola como antes, no podían navegar por la Internet, no podían comer en el piso, tampoco pedir bath breaks ni chupar cerveza en los breaks. Como un extraterrestre sin nave, estaban perdidos en las garras de un señor malo, malo, malo. Pero no todo era taaan perverso. Allí estaban todos. Y se hicieron amigos. Sí. Hicieron trampa a Mr Call. ¿Por qué? ¡Qué feoo! Feo, feo, feo eso. Pero bueno, este señor era muy malo también, explotaba a sus sirvientes cual bombitas de olor (???), los hacía trabajar duro y parejo, hizo que su paciencia tocara el punto cúlmine de cada uno, exploraron su lugar más oscuro, qué duro.
Tan duro como explicarle a una ama de casa que conecte la Internet, una misión imposible que terminaba de realizar su hijo de tan solo 10 años.
Eso no era tarea fácil para los telemarketers amiguitos. Por eso un día juntaron fuerzas y dijeron "No más, ya no queremos sentirnos así, estamos cansados".

¿Y qué hicieron? Algunos se fueron, otros ... mmm ... se quedaron. Pero Mr Call no impidió que ellos tomaran fuerzas para empezar amistades fuertes, no, no, ellos se hicieron moy amigotes, se juntaban en plazas a tocar la guitarra cuando Mr Malo tomaba mate con su amigo Beto Rascahuevos. Hacían fiestitas o salían juntos, compartían momentos amenos todos juntitos cual indios en celo que se buscan sin cesar.

¡Ufaaa! Me acaba de llamar.

- "¿Te debo XXX pesos? ¡Naaaaaaaaa ! Vos me debés a mi...", dije.

- "¿Qué?" dijo Mr Call.

- "La cordura", le respondí.


Y colorín, colorado ... el pajero Mr Call ha colgado.


Dedicado a los keridos mexicanos que no saben poner un @, que pasan sus vidas buscando la address bar y que, junto a sus hijos, aprenden a leer y escribir.

1 comentario:

Fernanda Berenice dijo...

una vez llegue hasta el training de un call center, me fui a la mierda de solo pensar verme ahi adentro desesperandome por vender lo que sea para conseguir una comision
nananana, no es lo mio


ah! y mi hermano estuvo como 2 años trabajando en el call de Vonage :)
capaz es uno de los locos esos que conociste