miércoles, 12 de agosto de 2009

Los años no vienen solos


Esta frase que simulaba expulsarse únicamente de la boca de nuestras abuelas o madres, hoy resulta ser un eco constante en la cabeza de todas las que estamos transitando, casi luego de recién nacidas, rápida y fugazmente, los veloces veinti tantos años.
Cuando escuchábamos este comentario, seguido de un suspiro resignado y casi en coma, lo único que podíamos pensar era "pero si no vienen solos, ¿con quién?, ¿con qué?" Todas, hoy, conocemos la respuesta.

Los años, mujeres, vienen con muchas cosas. Creo que las titularía: "cambios". Esas alteraciones psicofísicas que nos mantienen un poco ocupadas; cuando no, preocupadas. No te sentís del todo preparada para enfrentar tantas cuestiones pelotudas que, sumadas unas con otras, hacen un cúmulo de problemas existenciales que te enervan la paciencia y te alteran cual mujer desesperada en busca de su destino, ese camino incierto que la vida te clava como una daga en el medio del pecho. Ese pecho que no aumentó desde los 15 años. Sin embargo, las cuestiones tediosas siguen respirando como un animal tiroteado, sangran y te miran, suplicándote ver la luz. Y es allí cuando nos enfrentamos a cosas desagradables, increíblemente nefastas, hombres que no son hombres, nosotras que nos sentimos pequeñas ante el abrazo de nuestros viejos y grandes a la hora de pagar los impuestos o cobrar nuestro sueldo y ver como se desmorona en una torre de gastos innecesarios.

Hoy me preguntaba qué y quién soy a mis 26 años. Quién quiero que se refleje en el espejo de ahora en más. Y de repente, se me vino a la mente una voz diabólica y seductora, que me decía "quiero llegar hecha una bomba". Sí, no de olor, una bomba sexual. "¿Qué? ¿No puedo?" No, como dice una colega del stand up, "sí puedo, sí puedo". Y ahí empecé a hacer cuentas, tengo 26, me quedan 4 añitos ... si hace 1 mes que empecé a full con el gimnasio y me pongo crema reductora y tonificadora hasta en el agujero del culo, tal vez puede que llegue con 1045 estrías menos en 365 x 4. Y si a eso le sumamos la crema para la celulitis y lo multiplicamos por el zapallito hervido que me llevo al trabajo casi todos los mediodías, restándole el Jorgito que me como después de tomarme el cafecito - con edulcorante - para despabilarme, da un resultado tentador.

"Aunque tendría que ser constante".

Reformulemos, entonces, restándole a lo sumado hasta ahora, una cuota del 90% de constancia .. eso daría una .. "Eh...", esperemos .. me faltó restar un 30% menos de memoria y un 90% más de locura. Volvamos a la cuenta: eso daría ... daría ...

Uh ... fiaca, evidentemente, me está agarrando sueño, la panza me explota, las ojeras están cuerpo a tierra, mi columna me pide a gritos una posición horizontal, estoy tranquila porque está todo limpio e impecable, la toca quiere que me acueste así se me achata más el pelo y necesito mi té relajante. Esperen que pongo el agua.


Ahora sí, sigamos. "¿En qué estábamos? No me acuerdo". Evidentemente, los años NO vienen solos.
















"Espero que vengan con un pito colgando entre las patas".