martes, 2 de diciembre de 2008

El ritual del inodoro


"¡Bajá la tabla!", ¿Cuántas veces hemos dicho eso a nuestro papá, novio o amigo? Pareciera como pedirles que no se rasquen los testículos en lugares públicos. ¿No se dan cuenta que, si ustedes dejan la tabla levantada, nosotras nos sentamos sobre su orina? Hagamos un ejercicio de empatía, traten por un instante, hombres, de ponerse en nuestro lugar. Cuesta, sí. Inténtenlo. Ahora sí, ¿Les gustó tener que bajar la tabla o sentarse directamente sobre el inodoro?. El que me conteste que sí, miente.

Igual hay que reconocer, ya habiendo aclarado este temita de la tabla, que nosotras somos un tanto quisquillosas a la hora de dirigirnos al baño. En nuestras casas tratamos de tenerlo siempre de punta en blanco, nuestro maquillaje, el shampoo correcto, la crema para las estrías, la reafirmante, la antiacné, la ... la ... la ... ¿Podría seguir un rato, no? En fín, si somos así en nuestros hogares, en un lugar público, peor.

Situación restaurante, ¡Ni hablar en un boliche! Ahí nos encontramos, de repente nos agarran esas terribles ganas de ir al baño, es toda una osadía tener que dirigirse a ese inodoro desconocido en donde tantos "culos" han pasado por ahí. Pero debemos hacerlo, la naturaleza nos llama. "¡La puta madre! ¿Por qué no hice pis antes de salir? ¿Por qué tomé tanta birra?". No hay tiempo para culpas ni arrepentimientos, las ganas están cada vez más latentes, tienen personalidad propia, como cuando hace 3 meses que no "le ves la cara a Dios" y tu "eso" te pide una mano.

Te dirigís al baño, buscás papel, ¡Oh sorpresa! NO hay. Buscás en tu cartera, sabés que te olvidaste las carilinas, pero buscás por las dudas, tal vez el mago Emanuel te hizo aparecer una por arte de magia; pero no. Por el contrario, encontrás papeles de chicle, delineador, brillito para labios, billetera, celular, cigarrillos, la entrada del boliche al cual fuiste el año pasado, etc, etc, etc; pero no un papelito pedorro, necesario y salvador que te pueda limpiar.

De repente cae una señora grande, ahí pensás "Ya fue, le pregunto, mi vieja siempre lleva en la cartera por las dudas".

- Disculpe Señora, ¿No tendría un poquito de papel para mí?

- Sí querida, ¿Cómo no?

- ¡Muchas gracias! Y poniendo cara de pocker entrás al baño.

El inodoro está allí. Hay olor a Poet pero lo ves como sucio. "No importa, tengo papel", pensás. Te ponés en cunclillas pero el chorro no sale, es como que se te fueron las ganas, pero sabés que si te vas a sentar de nuevo a la mesa, esas ganas van a volver. Lo volvés a intentar, sale un chorrito. Pensás "Ma sí, me siento". ¡Noooooooooo! Eso nunca, eso sería como decirle a tu novio que se quede tranquilo, que vos estás dispuesta a bajar la tabla cada vez que él la deja levantada. Volvemos a lo mismo. Lo intentás una vez más. Esta vez sos feliz.

Es difícil la relación con el inodoro, pero mucho más difícil aún, siguiendo la línea de "baños públicos", es tener que contar hasta mil, pensar en mi abuela o en los dibujitos animados que veía cuando niña, mientras espero que las 20 mujeres que están adelante mío se dignen a hacer pis rápido y dejarme pasar a mí. Nunca entendí el sistema. Nunca. Con una amiga, un verano, inventamos un cantito "Meo, sacudo, salgo". Ordinario, no? Pero real. Si todas lo implementáramos seríamos mucho más felices aún.

Difícil la relación con el inodoro; pero más difícil es ser mujer. Baños de hombres, ¡Letrinas! La cosa menos sexy que vi en mi vida, encima hacen pis y no me digan que si no tienen a alguien al lado, no le miran la "cosa" porque no les creo señores. Son una naturaleza de comparación. Si lo tiene más grande pensás "Uhhhh!" y si lo tiene más chico agregás "Uhhhh!". No tienen mucha originalidad de pensamiento. En fín.

El ritual del inodoro no lo comprenderían nunca, sigan con sus letrinas, con sus practicidades a la hora de ir al baño y no hacer cola. A veces me gustaría ser hombre "Francesca qué estás diciendo?". Pido disculpas, son pocos y escuetos los momentos de pelotudes.

Baños de hombres y mujeres ¿Podría existir uno mixto? Mmmmm... con tablas automáticas, ¿Por qué no?

3 comentarios:

ME dijo...

jajajajajaja!! Me reí mucho mientras lo leía!!
Quién no entró a un baño público de hombres porque no aguantaba más y la cola en el de mujeres era infinitaaaaaaaaaaaa!!!
Buenísimo el monólogo!!
Francesca te banco!

Tubito dijo...

Francesca: cuesta tanto bajar la tapa del baño como subirla. El esfuerzo es exactamente el mismo. Nunca te pusiste a pensar en eso?? Es mas, cuando vos o cualquier mujer deja la tapa del hinodoro abajo, el hombre que pasa al baño despues de vos, tiene que tomarse el trabajo de levantarla, o lo que es peor para cualquier mujer, mear con la tapa baja, corriendo el riesgo de mojar la bendita tabla.

Por lo demas, compadezco a todas las mujeres que se ven en la desafortunada situacion de utilizar los baños de los boliches y algunos bares...

Adios!

Fernanda Berenice dijo...

vi que un grupo de facebook te hacia publicidad y TUVE que entrar

este blog pinta con buen futuro, asi que de ahora en mas te sigo

besos

(por cierto, en la verificacion de la palabra para dejar comentario, me tocó "mardable", algo digno de recordar por 5 minutos)