miércoles, 24 de diciembre de 2008

Noche ¿Buena?


"Ya se acerca Noche Buena, ya se acerca Navidad".


Y sí señores, ha llegado el gran día, mejor dicho, la gran noche. Entre lluvia y arreglos navideños ya estoy a punto de entrar a bañarme y acomodarme para la cena de esta noche. Igual siento como que es distinto a otras navidades. Hoy no hice un carajo, fui a la pileta de una amiga a tirarme cual morsa (todo para estar colorada como huevo de ciclista para la night), vine a casa y para pilotearla un rato la ayudé a mamá a poner la mesa.

Convengamos que las fiestas no son para todos espirituales. Me refiero a Navidad en particular. Todos los que rondamos los veinti y tantos no solemos ir a misa los 24 de diciembre, hacer regalos a nuestros familiares (claro, para algunas cosas somos adultos pero para cuando hay que poner la money todos somos chiquitos que queremos que Papá Noel nos regale TODO). Así es ... los que somos de interior añoramos esta noche por el simple hecho de que implica comer, comer, comer y comer hasta el vómito; además de recibir regalos, ¿no? (Parte obvia).

LLegan las nueve aproximadamente y empiezan a caer esas personas amigas de amigos de los tíos de tus papás que viste sólo cuando aprendías a andar en triciclo y ahí ponés cara de pocker, otra no te queda, para saludarlos con la mejor de las alegrías como si hubieras ansiado esos tantos años sin verlos para reencontrarse en un abrazo "trucho".

Ya con la comida servida lo único que habla es tu estómago. No te importa si Boca salió campeón anoche, si Pampita ganó el bailando o si tu hermana va a anunciar que se casa el año que viene, sólo te llama la atención ese arrollado o ese pollito que te seduce con su aroma. Y ahí fuiste, en busca de esa comida que no tenés en todo el año, ese mismo año en donde ir al supermercado parecía una osadía y comprar otra cosa que no sea empanadas era como algo utópico.

Luego de charlas, risas, palos pedorros, por ejemplo "mmm ¿Estabas más flaca el año pasado o me parece a mí?", (pasa hasta en las mejores familias), ya te saciaste. Tu estómago se caga de risa y vos cambiás de objetivo. Ya son las 11, le das al vinito, a la sidra, al champagne, ¿Por qué no? Hoy la dieta NO existe. Es Navidad, sabelo.

Y ahí junto con ese familiar moy lejano, tus papás, tus abuelos, tus hnos, tus primos, tus tíos empezás a cagarte de risa de todo como si estuvieran viendo un capítulo de Friends en donde Chandler se caga encima de Mónica.

Los efectos de alcohol se apoderan de todos los presentes. Y ahí empezás a mirar el celular y pensás "que sean las 12 así me rajo a la fiesta de...". No, no. ¿Te olvidaste que estás rememorando el nacimiento de Jesús? Mmmm, me parece que sí. A esa altura ya no importa si nació Jesús, el Bambino o Ghandi.

Y sí, cuando el reloj dicta las 12 brindis va, brindis viene. Tu celular cobra protagonismo. "Ehhh Feliz Navidad pedazo de pelotudo!!, te paso a buscar en 15, dale?". Y vos empezás a mandar mensajito a tu primera novia, al vecino de al lado, a todos. ¿Total? Las fiestas son la excusa perfecta para hacer ese "remember" de mandar mensaje a quien no te animaste en todo el año, estás en pedo, todo es bien recibido; de última la simulás por ese lado.

Y te pasan a buscar. "Ehhh boludo, no sabés lo loca que está mi abuela, se puso a bailar arriba de la mesa"; "Y mi tía se vistió de Mamá Noel porno, ¿qué onda?" Las familias y las fiestas dan para todo, no lo olviden.

Llegan a la "juntada", TODOS los seres humanos presentes no saben ni quién es Papá Noel. Tal vez piensan que es el dueño de Quilmes. Por eso tantas cervecitas de regalo. "Y bueno, nos portamos bien este año, boludo mirá que buena que está esa mina...". En fín, sabemos cómo termina la historia. El flaco comiendo los restos de la cena a las 9 de la matina cuando se digna a volver a su casa totalmente ebrio y resignado.

Gente me fui a bañar, se hace la hora y ¿La verdad? Tengo un hambre que me muero. Feliz Navidad para todos los que se copan con mis locuras y para los que no ... ojalá que los sorprenda Papá Noel con una metralleta de color caca y los haga comer ciervo con rabia al espiedo. Ahora sí, ¡¡ Yeah !!

domingo, 21 de diciembre de 2008

Buenos Aires me mata


¿Cuántas veces nos preguntamos qué será de la vida de aquellas personas que no conocemos? Una especie de ejercicio de empatía, ¿no? ¿Cuántas veces te cruzas con una rubia 90-60-90 que va de la mano con uno que se comió todos los postres y te preguntás: ¿¿¿¿Por qué???? ¿¿¿¿Por qué???? Ahí mirás al cielo y justo te caga una paloma, vas a la parada del bondi y pasan todos menos ese y encima llegás a tu casa y está tu mujer con ruleros o tu marido mirando el partido de la D.


Pero bueno la calle porteña da para todo, entrás al subte y como una plegaria tenés que pedir POR FAVOR para que te dejen salir, como si hubieras matado a alguien o tocado el culo de la Reina de Gualeguaychú en pleno Viena. Ni te cuento en el bondi cuando está lleno y se hacen los que no tienen lugar.......Sin comentarios. Siempre me pregunto sobre aquellos compañeros que cruzamos por la calle y a los cuales nunca vamos a volver a ver o tal vez sí, ¿Quién te dice? Como cuando pensás que a tu jefe únicamente lo vas a ver en el laburo y cuando salís a tomar algo con tus amigos ves un auto igual al suyo, con la misma patente entrando a un albergue transitorio, con una rubia...y ahí pensás: ¡Qué hijo de puta! Este me paga menos para pagar sus necesidades. En fin, hoy quiero contarte algunas sensaciones que tengo cuando camino por las calles porteñas.


¡¡¡¡La calle porteña!!!!! ¡Qué valor..! ¡Qué historia! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Qué personajes!!!!!!!!!!!!! Los taxistas que putean como si fuera SU deporte, los viejos que escupen un garzo y te miran con cara de depravados sexuales, las señoras mayores que cirugía tras cirugía lo único que les falta es salir a la calle usando chupete...podrían volver a nacer, ¿no? O por ahí con tantas que son, porque se reproducen como insectos, podrían abrir una facultad de ALPEDISMO PERMANENTE. Se reciben con un buen cirujano y una buena billetera que las acompañe.


¡Ni te cuento a la mañana lo que son los encargados de los edificios! Nunca estás seguro si se levantaron para lavar la vereda o mirarte las gomas. Hablando de gomas, cómo vienen las pendejas! Las nenas de 17 años que hoy son la carnada principal de los muchachos de mi edad y un poco mayores también, son las CHICAS FASHION, todas clonadas y vestidas por la misma modista...o no?? ¡¡¡¡Buenos Airesssssss!!!! Siempre apurados, la gente pareciera como si se estuviera cagando todo el tiempo y hubiera un solo baño público al cual todos quisieran llegar. Si golpeás a alguien y le pedís disculpas te miran como si fueras ET en tanga.


Así estamos, ¿No? Pero bueno, amo a mi país, amo a mi gente mientras no me afane y te amo a vos pebete, vos que estás leyendo esto ... solo por hoy, dejemos que Buenos Aires nos mate.


miércoles, 17 de diciembre de 2008

If you call my name


"Gracias por comunicarse con el Depto de Soporte Técnico de Vonage, la empresa número 1 en telefonía digital. Mi nombre es Francesca ¿En qué puedo ayudarle?".


"... En qué puedo ayudarle ... darle ... arle ... le... ?".


Un eco invadía mi cabeza, una voz a lo lejos gritaba todas aquellas palabras que repetía sin cesar día tras día. Mi paciencia era cada vez más escueta, sentía como si hubiese firmado un pacto con el diablo, como si hubiese protagonizado una Tercera Guerra Mundial en la otra vida y pagara por tantas ejecuciones bajo mi mando. Sí, tuve la dichosa oportunidad de caer en las garras de Mr Call. Cargué casi 2 años con la cruz del título "Telemarketer". Y quiero hacer catarsis. Me lo merezco.


Respiro.


Habiendo pasado ya dos meses de mi libertad condicional quiero contarles mi historia. Las anécdotas. No fue fácil. Todos aquellos que hayan transitado siquiera meses por ese lugar, cualquiera que fuese, sentirán y entenderán lo que viene en las próximas líneas; otros habrán escuchado a tantos especímenes como yo quejarse por doquier de un trabajo tan aburrido como este.

Telemarketers, una especie "rara". Todos los días me despertaba con la misma pregunta "¿Por qué?". Cada vez que me preguntaban de qué trabajaba, el sudor se apoderaba de mí, parecía una esponja en pleno apriete. Pero no todos eran como yo, eso fue lo divertido. Como cualquier experiencia, cosas malas y buenas te quedan en la mente. Personas enfermas por pertenecer a ese grupo de dementes; otras, como yo, que querían escapar cual Forest.


"¿Mande?" Esa palabra clave, contraseña secreta, dícese del común denominador de cualquier mexicano que resida en Texas o sus alrededores. "Me llamaste porque no te "jala" la Internet. Ok. Laburo de esto, paciencia concentrate y hacé que no largue una puteada que implique mi despido". Sí gente, trabajé en un "Call Center". ¿Y? Y ... esto se merece un cuentito que envuelva muchas de las experiencias que viví. Ahí va. Si no es el cuento serán 3 monólogos seguidos y nadie quiere eso, no, no.


1

2

3

Cuentito.

"Érase una vez un grupo de chicuelos que andaban solos por la vida, cada uno con su rutina, puff ... horrible. Cuando de repente intentaron salir de la exigencia de sus padres, "Mmm me parece que ya estás bastante grandecito para que te de la platita para tus forros y cigarros, es hora de empezar a trabajar...".

Y así fue. Buscaron y buscaron, hasta que un día sonó el teléfono, RING RING, "¡Apa! está sonando, vamos a atender".

"Mirá te llamo para una entrevista, soy Mr Call."

- "¡Oh! ¡Qué bien! Ya no tendré que pedirle plata a papá oh, oh."

- "¿Estás dispuesto a trabajar los fines de semana?'"

- "¡¡¡Cómo no!!!", respondieron al unísono.

Días más tarde entraron a ese enorme edificio en donde podían observar las caras de otros jóvenes que también estaban apostando por su "billetera". Y pensaron "¡Qué bueno! voy a tener platita para ... las vacaciones?".

¡ENTRARON! ¡Sí, sí, quedaron! A los días empezaron el training, mmmm.. 8 horas de contínuo boludeo en donde, cual primeros días de escuela, lo único divertido era hacerse de nuevos amigos. Los días pasaron y ya Mr Call no era tan piola como antes, no podían navegar por la Internet, no podían comer en el piso, tampoco pedir bath breaks ni chupar cerveza en los breaks. Como un extraterrestre sin nave, estaban perdidos en las garras de un señor malo, malo, malo. Pero no todo era taaan perverso. Allí estaban todos. Y se hicieron amigos. Sí. Hicieron trampa a Mr Call. ¿Por qué? ¡Qué feoo! Feo, feo, feo eso. Pero bueno, este señor era muy malo también, explotaba a sus sirvientes cual bombitas de olor (???), los hacía trabajar duro y parejo, hizo que su paciencia tocara el punto cúlmine de cada uno, exploraron su lugar más oscuro, qué duro.
Tan duro como explicarle a una ama de casa que conecte la Internet, una misión imposible que terminaba de realizar su hijo de tan solo 10 años.
Eso no era tarea fácil para los telemarketers amiguitos. Por eso un día juntaron fuerzas y dijeron "No más, ya no queremos sentirnos así, estamos cansados".

¿Y qué hicieron? Algunos se fueron, otros ... mmm ... se quedaron. Pero Mr Call no impidió que ellos tomaran fuerzas para empezar amistades fuertes, no, no, ellos se hicieron moy amigotes, se juntaban en plazas a tocar la guitarra cuando Mr Malo tomaba mate con su amigo Beto Rascahuevos. Hacían fiestitas o salían juntos, compartían momentos amenos todos juntitos cual indios en celo que se buscan sin cesar.

¡Ufaaa! Me acaba de llamar.

- "¿Te debo XXX pesos? ¡Naaaaaaaaa ! Vos me debés a mi...", dije.

- "¿Qué?" dijo Mr Call.

- "La cordura", le respondí.


Y colorín, colorado ... el pajero Mr Call ha colgado.


Dedicado a los keridos mexicanos que no saben poner un @, que pasan sus vidas buscando la address bar y que, junto a sus hijos, aprenden a leer y escribir.

martes, 16 de diciembre de 2008

Esos benditos días


Sí, muchas cosas implican ser mujer. Una de ellas es nuestro famoso amigo "Andrés", ese multifacético amigote que nos visita una vez por mes. Me salió un versito. Bueno, al margen de mis dotes poéticos casi imprevistos, creo que esta característica que nos identifica como género merece un monólogo especial.

Siempre me pregunto "Por qué a nosotras y no a ellos?", la respuesta que viene a mi cabeza es "Porque soportamos más todo aquello que duele", ya sea la menstruación, la depilación, el parto, etc, etc. Somos una especie con poder, solo por eso merecemos que en esos días se nos entienda, atienda y respete. Sí, estamos indispuestas ¿Y qué? ¿Por eso somos histéricas, hiper sensibles o facilmente irritables? Mmmm, sí.

Me acuerdo la primera vez. Ya casi todo mi curso se había convertido en "Señorita", ese no era mi caso. Casi arañando los 15 llegué a preguntarme si era rara, no se, todas con tetas y yo hecha una tabla. Hasta que un día mi pesar desapareció, fui al baño, sentía algo raro. Al cabo de unos minutos estaba gritándole a mi mamá "¡¡Mamá, mamá soy señorita!!". Encima con alegría. ¡Qué pedazo de pelotuda! Quince años y la mina no sabía que había empezado un período en el cual cada vez que este amigote se presentaría en su vida iba a ser para dolores interminables de ovarios, sobredosis de ibuprofeno, sangrado constante y humor de mierda. Estaba contenta. ¿Tan boluda pude llegar a ser?

A partir de ahí las tetas no crecieron. ¿Qué onda? Tras que tengo que sufrir esto no me crecen las gomas y tengo que ir meditando seriamente pasar por un cirujano, en caso de ganarme el quini 6, ¿No?.

Siempre pienso lo injusta que puede ser la vida. Lo peor es que sólo nosotras sabemos lo que se siente. Es un carma, supongo. Días antes de la visita de nuestro querido Andrés nos ponemos como pelotudas en celo, queremos tener sexo todo el día y nuestra sensibilidad se potencia hasta el punto de emocionarnos con el diario de Birdge Jones aunque la hayamos visto por décimo cuarta vez.

Ni hablar de nuestro carácter. Una palabra del sexo opuesto es sinónimo de pelea, se abre el ring hacia una disputa sin sentido, ¿Razones? Muchas. "No bajaste la tabla, no cambiaste el papel higiénico, no compraste el yogurt que te pedí, me cambiaste el canal justo cuando estaba por empezar la novela!!!". Gritamos como si estuviéramos defendiendo al mundo de un ataque terrorista de marcianos violetas, como si eso que queremos y no pasa fuera el final de nuestras vidas. Todo esto sumado, obvio, a pretender siempre tener la razón, a que nos escuchen si estamos sensibles, a que nuestro humor pase de un estado al otro como una pelotita de ping pong en pleno partido.
Entiendan hombres que cuando estamos en esos días no tienen la razón de nada y que, para tenernos contentas y satisfechas, lo único que tienen que hacer es decir muchas veces "sí sí sí", ¿Vieron qué facil? Véanle el lado positivo. Aunque quisieran nunca entenderían lo que es sentir ese pañal de bebé cuando caminan, ponerse un tampón para meterse a una pileta y ni hablar si tenés que depilarte, sabiendo que te van a crecer cual barba de Papá Noel.

Ser mujer cuesta pero qué lindo es tener como excusa esos días para ser como queremos, para darnos el lujo de que todo se convierta en razones razonables, sólo porque Andrecito decidió pasar por casa. Ni hablar si un mes se retrasa, nuestros ovarios suben cual saliva a nuestra garganta, simulando que está todo en orden pero sabiendo que un hijito podría venir al mundo. "Noooooooo! Justo ahora que iba a viajar con las chicas al Machupichu", un hijo?" y vas corriendo a la primera farmacia de turno para comprar... sí, todas sabemos qué.

¡¡¡Eso no se hace queridas mías!!! A dejar la calentura a un lado y a poner los ovarios responsables sobre la mesa.

Esos días fueron creados para que descubramos quiénes podemos llegar a ser. Nos modifica desde el cuerpo hasta nuestro estado anímico. ¿Quién es Andrés para hacernos una cosa así? ¿Qué pendejo pelotudo nos desangra cual animal muerto y nos deja hechas trizas mientras se caga de risa de nuestro pesar? Y sí, ¡Hombre tenía que ser!

jueves, 11 de diciembre de 2008

Entre tijeras y revistas del año 2000


Estaba nerviosa. En cuatro palabras "cagadísima hasta las patas". Toda mujer necesita un cambio, pretendemos ese "no se qué" que solo depende de nosotras; o en este caso del famoso y querido peluquero. Hoy me digné después de 8 años de acarrear un look al estilo comanche (pelo hasta el culo), a cortar esas mechas locas que tanto levante habían tenido. Las iba a extrañar, es por eso que decidí llevármelas cual cenizas del abuelo, de recuerdo por el resto de mi vida. Pelo. ¿Puede significar tanto? Para mí, sí. Mi pelo ruloso ya no iba a estar más, no iba a acompañarme más en esas tardes de viento, en esas noches de lujuria en donde el swing dependía de su movimiento. Me dirigía sin saber a la gillotina de mi dulce melena. Era conciente de que un cambio importante se aproximaba; pero no me importaba, seguí caminando hacia ese dulce y segundo hogar de toda mujer, la peluquería.

"¿Estoy convencida?", ya no había tiempo para arrepentimientos. Acompañada de un apoyo logístico personificado en Eugenia, estaba sentada en el colectivo 60, sí, ese que te lleva a todos lados, dirigíendome ni más ni menos a encontrarme con el jóven manos de tijera. Las cartas estaban sobre la mesa. En el camino encontré el segundo apoyo moral, Dolores.

Juntas seguimos caminando. Llegamos, abrimos la puerta, ese aire caliente a secador de pelo, mezclado con el perfume a vejez y el spray que te deja tan duro el pelo cual pito erecto invadieron mi olfato. Peluquería, es eso. Y más. ¡Terapia Señores! Las mujeres nos dirigimos hacia ese mundo increíble donde nosotras dirigimos la batuta, donde no existen hombres más que los que trabajan para nosotras.

Me senté a esperar, le preguntaba a las chicas si era correcta mi decisión. Ellas asentaron. De repente escucho una voz cual Dios en plena plegaria "¡Francesca!", me estaban llamando para aniquilar tantos años de rulos sobre mi espalda. Lo saludé al peluquero simulando amarlo cuando por dentro un grito aclamaba su muerte. Era mi decisión, había que sostenerla. Me senté y le expliqué rápido qué quería. No entiendo por qué hacemos eso si siempre terminan haciéndote lo que ellos quieren. Claro, después somos nosotras las que tenemos que salir a la calle con ese corte de mierda que te hicieron para "practicar" cual conejitos de India su última clase de peinado.

Tomó la tijera en sus manos y procedió a CORTAR. Mi cara lo decía todo. Mis amigas sólo sonreían y me decían "Te está quedando bárbaro". También las quise matar.

Atrás mío solo risas y charla. La vieja que se quería teñir las canas estaba en pleno proceso de tintura, envuelta en ese gorro que te convierte en cabeza de profiláctico por media hora.

El crimen ya estaba cometido. El peluquero había hecho lo suyo, sonreí y me dirigí al piso de tintura. Todo o nada.

Pregunto por otro asesino. Llaman a Perla. Viene, pelo increíble y LARGO. No importa, yo tenía mis mechas en una bolsita guardadas cual tesoro en mi cartera, todo se podía arreglar. "Hola Francesca, qué querés hacerte?", a lo cual pensé "Hola Perla, quiero que me devuelvan mi pelo"; pero no, lo único que le dije es que quería una iluminación. Sí, algo natural. "Perfecto", me dijo con cara de feliz cumpleaños.

Al cabo de unos minutos tenía una toalla de collar y un gorro de goma cubríendome la cabeza. Consejo: Nunca vayan a teñirse acompañadas de su chico. ¿Razón? Salvo que esté muy enamorado el susodicho se va a ir corriendo cual Chitara de los Thonder Cats ante la imagen tuya con ese gorro forrísimo en la cabeza.

Perla tomó en sus manos el arma de guerra y empezó a pinchar. Yo parecía la prima lejana de E.T. Mi paciencia no tenía un buen día. ¿Alguna salió alguna vez de la peluquería sintiéndose diosa? A mí nunca me pasó.

En fín, ya mis pelos locos fuera de la gorra tenían el decolorante. Ahora había que esperar. Quería un fluído en mi cuerpo. Tomé coraje y a pesar de mi look extraterrístico me paré a buscar un café a la máquina que quedaba 2 pisos más abajo. No les explico las miradas a mi alrededor. No importaba, en la peluquería mandábamos nosotras, así que seguí viaje hasta conseguir mi café cortado.

Volví a mi trono, tomé en mis manos una revista, sí, me puse a leer la Gente del verano 2000, esa que ojeás pretendiendo encontrar los mejores trajes de baño de la temporada... de hace 8 años! La terminé cual pedo en un canasto, miré a mi alrededor, Perla no estaba. "Qué hago ahora?", de repente la señora de al lado me miraba con cara de pollo mojado, parecía como si no hubiera hablado con nadie en años. Sí, entablé una conversación. Charlamos cual mejores amigas de toda la vida, mientras se estaba tapando las canas por décimo cuarta vez al cubo. Es que en la peluquería es así. ¿Reglas?


1- Charlar con TODOS.

2- Contarle tu vida a quien te esté tocando el pelo y sonreir aunque te esté poniendo un sorete en la cabeza.

3- Creerte diosa aunque tengas ese gorro pedorro, una bata que te convierte en heladera o te estén secando el pelo y por arte de magia parezcas el ejemplo perfecto para una publicidad de virulana.

Volvamos. Apareció Perla con su pelo largo. Fuimos a las piletas para quitar esa tintura de mierda que te implica hacerte 10 baños de crema en 1 mes. Como frutilla del postre el bachero de al lado le dice a mi asesina "¡No hay agua!". No sabía si reir, llorar o cagar a trompadas a la vieja con la que había hablado, pegar patadas a la máquina de café o decirle a Perla que me de su pelo o su vida. Media hora y vino mi amiga tintera con un bidón con agua. Seguía siendo una de las peluquerías más caras de Capital Federal; sin embargo ese bidón ya estaba en mi cabeza.

Ya con cara de nada el crimen completo estaba cometido. Pelo corto y más claro. Cara de orto, asombro, ganas de volver el tiempo atrás y no haberme subido al 60. Todo estaba hecho. Pagué y nos fuimos. Me sentí rara. Me siento rara. Pero fui a la peluquería, el plan perfecto de toda mujer. Solo por eso tengo que estar feliz.

Euge y Loli me miraron, las miré. "Pelo corto, estoy quemada, lo único que me falta es adelgazar unos kilos y listo", les dije convencida mientras seguíamos caminando.

¡Qué ilusas solemos ser las mujeres a veces! ¿No?



lunes, 8 de diciembre de 2008

"I wish you a Merry Christmas"


Esa es la musiquita que suena en mi casa en este momento. Sí, ocho de diciembre, Día de la Virgen. Recién, mientras intentaba que saliera UNA idea coherente de mi cabeza, cosa cada vez más difícil, mi vieja y adorable madre me grita desde la cocina: "¡Francesca vení a ayudar con el arbolito!" a lo cual respondí "Ni en pedo". ¿Qué tengo que ir a hacer yo con ese arbolito pedorro que tenemos desde que tenía 10 años, si cuando intento ponerlo derecho es casi imposible y encima lo vas abriendo cual flor en primavera y te queda media ramita en la mano? Ni hablar de las pelotitas gastadísimas, esas que rompiste hace años y pegaste con cinta scotch para disimular. Ya fue, siempre lo arma mi hermanita mayor ¿Por qué tendría que cambiar justo hoy la tradición?

Siguiendo con las preguntas, estaba pensando, ¿Por qué un arbolito? ¿Alguien se lo preguntó? Yo no tengo ni las más puta idea de la razón por la cual los regalitos, esos que esperamos todo el santo año, se depositan al pie de un árbol y no de un cáctus, por ejemplo. Y en el caso de los Reyes Magos ¿Por qué dejar los zapatos? ¿Acaso Melchor, Gaspar y Baltazar tenían una fábrica de zapatos clandestina en la cual se fumaba paco de Camello y tomaba vodka con pasto? No entiendo, tendría que ahondar en el tema, si alguien lo sabe por favor, pedido a la solidaridad escriba un comentario y hágamelo saber. Me saca no encontrarle la lógica.

"Día de la Virgen", armar un arbolito, viene Papá Noel en unos días. No entiendo la analogía. Nacimiento de Jesús, te dan un regalo, después caen los Reyes que encima son magos y te depositan un regalito en TU zapato a cambio de agua y pasto, ¿Ven? Seguimos con la onda trueque señores.

La otra vez hablábamos con una amiga de Papá Noel. Viejo, gordo, barbudo, piola. Habíamos escuchado que lo inventó Coca Cola. Un señor mayor que recibe muchas cartas, tiene una fábrica donde explota enanos (algunos querrían tenerla), hace regalos y encima entra por la chimenea de tu casa sin ninguna orden judicial. No se ustedes pero yo a Papá Noel le perdí el respeto hace unos años cuando lo soñé borracho, mujeriego y pito corto. Sí, pito corto. En fín mientras que se porte con buenos regalos, está todo bien. ¿O van a decir "No existe"? NO. Que tus viejos tengan un negocio sucio con él y le hagan el favor de comprar los presenten por él que se la pasa chupando en Alaska no significa que no exista, no?

Bueno, ahora me dieron ganas de conocerlo, de preguntarle qué sentido tiene todo esto de las "Fiestas". Si nos regalan cositas porque nació Jesús, porque nos portamos relativamente bien durante el año o por todas aquellas empresas que a aprovechan estos días para aumentar sus ventas con estrategias de marketing encubiertas con sensibilidad pelotuda. "Te deseamos felices fiestas..." te quieren decir "Comprá, comprá, comprá". Compro si quiero y si tengo plata, el aguinaldo lo voy a usar para irme con mis amigas de vacaciones y sino lo gastaré en un telo con mi novio, sí, pagamos las mujeres a veces señores. De terror.

En conclusión no hay conclusión. El arbolito ya está armado. Mi hermanita mayor se encargó de hacerlo, seguro que el viejo barbudo le trae algo mejor a ella que a mí. No me importa, preferí quedarme con ustedes chiquitos. Sigo sin entender la onda de las fiestas, sigo sin querer hacer mi balance porque no quiero terminar en alcohólicos anónimos deprimida bajo una sobredosis de semen de pitufo, necesito relax. Necesito pensar en naturaleza, verde, aire. Enanitos de colores, estrellitas de chocolate Aguila. Sí, logré relajarme. ¿Qué me traerá Papá Noel este año? Le pedí una guitarra porque quiero hacerme la rock star el año que viene. Ya veo que se aparece con un charango, me la banco igual, ¿Total? Se lo regalo a mi sobrinito, vendo mi cuerpo, pido prestada plata (porque con lo de mi cuerpo junto solo monedas) y me digno a ir a visitar al viejo a Alaska. Tomamos unos drinks, lo bardeo un rato y bailamos. Mejor no, mirá si se enamora de Francesca. No da mantener una relación a distancia, aunque si todos los meses un enanito me trae una carta de amor de Papá Novio Noel con algún regalito y vestidos en zunga de leopardo, no sería tan mala idea, no? Sí, tengo obsesión con ser manager de enanos, otro día les cuento eso, ok? Por el momento disfruten de este día, ya volveré con más locuras. Y bueno, no sé ¡Felíz día de la Virgen! (????????????). Es hoy, ¿no?

jueves, 4 de diciembre de 2008

Hacia un retiro espiritual


Hoy viajé a mi ciudad. Claro, vengo haciéndolo hace años, desde que me mudé a Capital. ¿Qué tiene que ver que se los cuente? No se. En fín, en cada una de mis experiencias como viajera me pasaron cosas muy curiosas, como a todos. Cada viaje tiene su razón de ser, algunos lo hacen por negocios, otros por diversión, pocos o muchos para seguir perfeccionándose con su carrera profesional. Ahora ¿Existe alguien que no se haya planteado viajar con el simple objetivo de "irse a la mierda?", todos.

Siempre es bueno intentar cambiar de aire, al menos por unos minutos. Como yo que, hace un par de días decidí, como tantas otras veces, iniciar un viajecito, de esos que te sirven para respirar aire nuevo, tirarte gases por doquier, sentir el olor a pasto recién cortado, ese que te pincha el culo cuando te sentás; pero que tan placentero resulta.

Ni hablar si viajás para olvidarte de un amor, esos viajes pelotudos que lo único que sirven es para gastar plata, encamarte con un extranjero y volver a extrañar al especímen de tu ex. Bueno Francesca volvamos al meollo.

Estábamos hablando de viajes y cuando tocamos este tema resulta inevitable que no venga a mi cabeza lo que comúnmente se denomina "Terminal Retiro". Me da gracia con sólo nombrarlo.

Cada vez que tengo que dirigirme a este lugar tan conocido pienso lo mismo: "Qué paja!", cuando estoy llegando voy sacando la billetera y me digo: "Encima le tengo que dar una monedita a este tipo que se rasca a cuatro manos porque en caso contrario me roba hasta la bombacha". Ahí me bajo, como siempre, con cara de pocker le digo "Buenas tardes" y procedo a darle las monedas que tenía guardadas pura y exclusivamente para él.

Después nos preguntamos por qué siguen estos pajeros con la mafia de los taxis, comprando a la policía y "haciendo que trabajan" cuando en verdad lo único que hacen es estar parados ahí. Disculpen a los que no estén de acuerdo pero la verdad yo pienso así gente y me hago cargo.

Volvamos a lo meramente geográfico y descriptivo del asunto. Ahí sigue estando Retiro. Mucha gente caminando como hormigas en un hormiguero sin tierra. No se puede fumar pero sí te pueden robar, un viejo choto te puede decir algo "lindo" o en el kiosco cobrarte un chupetín a $2. ¿Qué onda? Todo bien con la inflación pero hasta donde yo recuerdo un caramelo no salía más de 0,10$, ahora ¿Tengo que vender mi cuerpo por un chocolate Milka? Estamos todos locos.

No se qué me pasa hoy pero me cuesta enfocar en el tema. Volvamos nuevamente a lo que nos compete. Decía, mucha gente, una mezcla de paisanos con rockeros y mujeres de cincuenta que tienen 30 hijos y 60 nietos esperando a que anuncien el micro a Misiones porque se van toda la familia a pasar un fin de semana de excursión por la selva Pichiguagua. ¿Alguien la conoce? La inventé. Está bueno el nombre igual, no?

Retiro, el lugar menos espiritual que existe. No quiero ahondar en el tema baños públicos pero ¿Qué mal hemos hecho para que te agarren ganas justo en Retiro de hacer pis? Ni hablar cuando ya te subiste al colectivo, te dan esa bandejita pedorra del año pasado, te sentás y te agarran esas ganas irrespetuosas de ir al ñoba. Ahora ¿Dónde cae tu excremento? ¿Nunca te preguntaste dónde está la camarita por la cual los choferes te "chusmean" tus partes? No me digan que no sabían esa, me río sola.

Hoy, por ejemplo, me hice pis todo el maldito viaje, creo que habrán entrado más de 30 personas al baño. Yo lo único que hacía era acordarme cada párrafo de mi anterior monólogo, como viviéndolo en carne propia de nuevo; pero sabiendo que no podía ir en contra de mi moral pero sí de mi llamado natural. Cinco horas de retensión pero logré hacer pis en un baño limpio, con ese Poet que no miente y ese papel tan lindo con el cual empapelarías toda tu casa de la felicidad que te provoca encontrarlo.

Viajes, te sentás y el asiento que está al lado tuyo está vacío. Menos mal, no vaya a ser que te pase como a mí hace un par de años, donde me subí y un señor tenía el mismo número que yo, adivinen qué hizo. Nada. Para lo único que sirvieron mis quejas fue para que me pusieran un almohadoncito al pié de los choferes, a quienes les tuve que cebar mate todo el maldito viaje, haciéndome la buena mientras me dejaban fumar cinco cigarrillos al hilo. Trueque hombres, todo vuelve a su antigua naturaleza. Así es.

Volvamos al asiento, estaba vacío. De repente, al lado tuyo se sienta un señor mayor, bastante mayor, boina y cien kilos arrastra. Tarda en acomodarse, ahí te parás porque estás del lado del pasillo, lo dejás pasar, se sienta. El colectivo hace un mero movimiento para su costado, vos quieta.

Al rato, después de cansarte de escuchar "Por debajo de la mesa" de Luismi y "Mueve tu cucu" de (???), decidís dormir un poco. De repente como una fiera en celo, el gordito se pone a roncar de una manera tan impresionante que pensás: "No, lo codeo o lo cago a trompadas". Como si esto fuera poco, los ronquidos de este señor despiertan al bebé de 4 meses que se sentó adelante tuyo. Llanto, ronquido, ronquido, llanto. "¡¡¡Noooooooooo!!!", "Qué hago??".

Tus ojos son un mapa político, tu paciencia ya está en China y tu MP3 es tu única salvación. "Me quedé sin pilas!". Sí, sos una pelotuda. Ponen esa película posterior a "E.T", preferís eso antes que mirar a un costado y ver al gordo como babea. Te fumás el film como si fuera "Perfume de mujer" o "Roqui 4".

Luego de unas horas de puteadas y llanto de impotencia ves a lo lejos la llegada. Sí, allí está tu destino. El gordo ni se enteró que le deseaste la muerte y verlo colgado de las pelotas mientras 3 enanos con zunga le incendiaban el culo. El gordito sigue con vida, roncando, feliz. Vos casi estás. El bebé te sonríe como ese Chukie que todos odiamos de chicos. Vos suspirás, ya llegaste.

El bebé y el gordo pasaron al olvido.

Bajás, tu bolso es el último. Todos piden sus números "Ese es el mío! No, es el mío! Ahí está!". ¿Vos? Muda. Después de veinte minutos allí está. Lo encontrás, te fuiste a disfrutar de tu estadía. Unos días después, cuando volviste a creer en estrellas de colores, Papá Noel y Frutillitas, recuperaste tu energía y renovaste tu espíritu, retornás viaje.

¿La vuelta a Retiro? Peor, pero pensá que tuviste tu viajecito, pudiste respirar aire puro y sentirte libre en ese pasto que te pinchaba el culo. ¿Próximo destino? No lo sabés, tal vez ese retiro espiritual que te había comentado tu amiga de primaria, esa que no leía un puto fragmento de la Biblia y ahora tiene una cruz colgada cual la Carrió en el 2001. Así estamos gente, todos viajando, transitando la vida, yendo de aca para alla ¿Hacia dónde? Nadie lo sabe; pero eso es lo divertido. Oremos.

martes, 2 de diciembre de 2008

El ritual del inodoro


"¡Bajá la tabla!", ¿Cuántas veces hemos dicho eso a nuestro papá, novio o amigo? Pareciera como pedirles que no se rasquen los testículos en lugares públicos. ¿No se dan cuenta que, si ustedes dejan la tabla levantada, nosotras nos sentamos sobre su orina? Hagamos un ejercicio de empatía, traten por un instante, hombres, de ponerse en nuestro lugar. Cuesta, sí. Inténtenlo. Ahora sí, ¿Les gustó tener que bajar la tabla o sentarse directamente sobre el inodoro?. El que me conteste que sí, miente.

Igual hay que reconocer, ya habiendo aclarado este temita de la tabla, que nosotras somos un tanto quisquillosas a la hora de dirigirnos al baño. En nuestras casas tratamos de tenerlo siempre de punta en blanco, nuestro maquillaje, el shampoo correcto, la crema para las estrías, la reafirmante, la antiacné, la ... la ... la ... ¿Podría seguir un rato, no? En fín, si somos así en nuestros hogares, en un lugar público, peor.

Situación restaurante, ¡Ni hablar en un boliche! Ahí nos encontramos, de repente nos agarran esas terribles ganas de ir al baño, es toda una osadía tener que dirigirse a ese inodoro desconocido en donde tantos "culos" han pasado por ahí. Pero debemos hacerlo, la naturaleza nos llama. "¡La puta madre! ¿Por qué no hice pis antes de salir? ¿Por qué tomé tanta birra?". No hay tiempo para culpas ni arrepentimientos, las ganas están cada vez más latentes, tienen personalidad propia, como cuando hace 3 meses que no "le ves la cara a Dios" y tu "eso" te pide una mano.

Te dirigís al baño, buscás papel, ¡Oh sorpresa! NO hay. Buscás en tu cartera, sabés que te olvidaste las carilinas, pero buscás por las dudas, tal vez el mago Emanuel te hizo aparecer una por arte de magia; pero no. Por el contrario, encontrás papeles de chicle, delineador, brillito para labios, billetera, celular, cigarrillos, la entrada del boliche al cual fuiste el año pasado, etc, etc, etc; pero no un papelito pedorro, necesario y salvador que te pueda limpiar.

De repente cae una señora grande, ahí pensás "Ya fue, le pregunto, mi vieja siempre lleva en la cartera por las dudas".

- Disculpe Señora, ¿No tendría un poquito de papel para mí?

- Sí querida, ¿Cómo no?

- ¡Muchas gracias! Y poniendo cara de pocker entrás al baño.

El inodoro está allí. Hay olor a Poet pero lo ves como sucio. "No importa, tengo papel", pensás. Te ponés en cunclillas pero el chorro no sale, es como que se te fueron las ganas, pero sabés que si te vas a sentar de nuevo a la mesa, esas ganas van a volver. Lo volvés a intentar, sale un chorrito. Pensás "Ma sí, me siento". ¡Noooooooooo! Eso nunca, eso sería como decirle a tu novio que se quede tranquilo, que vos estás dispuesta a bajar la tabla cada vez que él la deja levantada. Volvemos a lo mismo. Lo intentás una vez más. Esta vez sos feliz.

Es difícil la relación con el inodoro, pero mucho más difícil aún, siguiendo la línea de "baños públicos", es tener que contar hasta mil, pensar en mi abuela o en los dibujitos animados que veía cuando niña, mientras espero que las 20 mujeres que están adelante mío se dignen a hacer pis rápido y dejarme pasar a mí. Nunca entendí el sistema. Nunca. Con una amiga, un verano, inventamos un cantito "Meo, sacudo, salgo". Ordinario, no? Pero real. Si todas lo implementáramos seríamos mucho más felices aún.

Difícil la relación con el inodoro; pero más difícil es ser mujer. Baños de hombres, ¡Letrinas! La cosa menos sexy que vi en mi vida, encima hacen pis y no me digan que si no tienen a alguien al lado, no le miran la "cosa" porque no les creo señores. Son una naturaleza de comparación. Si lo tiene más grande pensás "Uhhhh!" y si lo tiene más chico agregás "Uhhhh!". No tienen mucha originalidad de pensamiento. En fín.

El ritual del inodoro no lo comprenderían nunca, sigan con sus letrinas, con sus practicidades a la hora de ir al baño y no hacer cola. A veces me gustaría ser hombre "Francesca qué estás diciendo?". Pido disculpas, son pocos y escuetos los momentos de pelotudes.

Baños de hombres y mujeres ¿Podría existir uno mixto? Mmmmm... con tablas automáticas, ¿Por qué no?

lunes, 1 de diciembre de 2008

Bienvenidos: Pasen y lean

La nueva tecnología. No logro entenderla mucho pero ahi está. Aca me encuentro. Un nuevo "espacio" ante mis ojos, a mi alcance. Como por arte de magia la computadora empieza a ser una extensión de mi cerebro para transmitir, en vano o no, lo que piensa esta humilde servidora de la escritura.
Trato de que mis palabras o frases no se tiñan de ese color feminista que muchos detestan; es casi imposible. Mi naturaleza, al igual que mis genes, no me permite explayarme sin sentir que en estas líneas algo raro está por salir a la luz. Algo que nos caracterice a muchos y diferencie a otros: Mujeres y hombres.
No se trata de una guerra entre sexos, menos un ritual de preferencias o combate de géneros; quiero hablar sobre la génesis del pensamiento femenino, ¿Quién se anima a seguirme? Parezco un actor político; pero no. Soy Francesa, decidí llamarme así. Al que no le guste es libre. Libre de no leerme, dueño de querer mandarme a la mierda o crítico constructivo de mi locura. Todos son bienvenidos.
Como dije en el primer párrafo, hoy inauguro junto a ustedes, un nuevo medio para mí. La tecnología vestida y titulada "onda bloguer" ¿No se dice así? No importa. Ustedes me entienden. Porque son como yo, jóvenes al borde del abismo, humanos que tratan de diferenciarse frente a la masa cada vez más homogénea, trato de ser rebelde pero no me sale, trato de discutir contra mi destino pero es prácticamente imposible. Soy yo y mi naturaleza es una. ¿Puedo hacer algo al respecto?.
Soy mujer y me la banco, bastante que me tengo que depilar de vez en cuando, que me viene una vez por mes y que eso implica que mi estado de ánimo y mi peso empeoren. Ni hablar de mantenerme sola, ir al gimnasio, reunirme con mis amigas, estudiar, limpiar mi departamento, pagar los impuestos, hacer las compras, irme de viaje, pensar por mí, mi chico, mis hermanos y mis viejos. Día a día, luchar contra la mente estructurada de mis progenitores y pasar los domingos sin comer helado pareciera una tarea casi imposible.
Vivimos en un mundo en donde pareciera que existen tres sexos: Mujer, hombre y metrosexual.
¿Qué onda? ¿No éramos nosotras las que nos depilábamos enteras, las que íbamos a la cama solar para estar divinas en alguna fiesta o matarnos en el gimnasio octubre y noviembre como si fueran los últimos meses de nuestras vidas? Hoy pareciera que la maratón cambió de ganador y que nosotras lejos estamos de la llegada. Son ellos los que pusieron primera en lo que a belleza respecta y nosotras las que nos comemos la vida deprimidas sin poder bajar un gramo.
Así no chiquitos, lamento comunicarles que ni a Francesca ni a ninguna mujer nos gustan los hombres depilados, los pelos "piolas" ganan, sépanlo.
Aclarado el asunto y habiéndoles dado la bienvenida a mi humilde escenario los invito a que me visiten de vez en cuando. ¿Por qué? Por la simple razón de que muchos, a través de mis locuras, se van a sentir un poco afectados. ¿Cuándo? En esos momentos de confusión, en esos ratos en donde navegar por internet te resulta tan aburrido como tomar mate con tu abuela, en aquellos instantes en donde vos, mujer, te sentís rendida al querer encontrar al hombre que cocine, te trate bien, te hable maduramente, sea el libro Gordo de Petete, cuente chistes inteligentes y encima te complazca en la cama. Por tu parte, hombre, visitame cuando te canses de jugar a la play con tus amigos, cuando ellos estén todos "mirando una película con su novia" o estés cansado de ver el partido de la D. Al fin y al cabo, Sacachispas y Villa Dálmine no son equipos tan trascendentes, no?
Así estamos, ¿Quién soy y qué hago? Por el momento soy Francesa y, al igual que vos, dejo que la locura corra por mis venas. Hago lo que puedo y lo que no debo, sólo por eso, bienvenidos.