jueves, 4 de diciembre de 2008

Hacia un retiro espiritual


Hoy viajé a mi ciudad. Claro, vengo haciéndolo hace años, desde que me mudé a Capital. ¿Qué tiene que ver que se los cuente? No se. En fín, en cada una de mis experiencias como viajera me pasaron cosas muy curiosas, como a todos. Cada viaje tiene su razón de ser, algunos lo hacen por negocios, otros por diversión, pocos o muchos para seguir perfeccionándose con su carrera profesional. Ahora ¿Existe alguien que no se haya planteado viajar con el simple objetivo de "irse a la mierda?", todos.

Siempre es bueno intentar cambiar de aire, al menos por unos minutos. Como yo que, hace un par de días decidí, como tantas otras veces, iniciar un viajecito, de esos que te sirven para respirar aire nuevo, tirarte gases por doquier, sentir el olor a pasto recién cortado, ese que te pincha el culo cuando te sentás; pero que tan placentero resulta.

Ni hablar si viajás para olvidarte de un amor, esos viajes pelotudos que lo único que sirven es para gastar plata, encamarte con un extranjero y volver a extrañar al especímen de tu ex. Bueno Francesca volvamos al meollo.

Estábamos hablando de viajes y cuando tocamos este tema resulta inevitable que no venga a mi cabeza lo que comúnmente se denomina "Terminal Retiro". Me da gracia con sólo nombrarlo.

Cada vez que tengo que dirigirme a este lugar tan conocido pienso lo mismo: "Qué paja!", cuando estoy llegando voy sacando la billetera y me digo: "Encima le tengo que dar una monedita a este tipo que se rasca a cuatro manos porque en caso contrario me roba hasta la bombacha". Ahí me bajo, como siempre, con cara de pocker le digo "Buenas tardes" y procedo a darle las monedas que tenía guardadas pura y exclusivamente para él.

Después nos preguntamos por qué siguen estos pajeros con la mafia de los taxis, comprando a la policía y "haciendo que trabajan" cuando en verdad lo único que hacen es estar parados ahí. Disculpen a los que no estén de acuerdo pero la verdad yo pienso así gente y me hago cargo.

Volvamos a lo meramente geográfico y descriptivo del asunto. Ahí sigue estando Retiro. Mucha gente caminando como hormigas en un hormiguero sin tierra. No se puede fumar pero sí te pueden robar, un viejo choto te puede decir algo "lindo" o en el kiosco cobrarte un chupetín a $2. ¿Qué onda? Todo bien con la inflación pero hasta donde yo recuerdo un caramelo no salía más de 0,10$, ahora ¿Tengo que vender mi cuerpo por un chocolate Milka? Estamos todos locos.

No se qué me pasa hoy pero me cuesta enfocar en el tema. Volvamos nuevamente a lo que nos compete. Decía, mucha gente, una mezcla de paisanos con rockeros y mujeres de cincuenta que tienen 30 hijos y 60 nietos esperando a que anuncien el micro a Misiones porque se van toda la familia a pasar un fin de semana de excursión por la selva Pichiguagua. ¿Alguien la conoce? La inventé. Está bueno el nombre igual, no?

Retiro, el lugar menos espiritual que existe. No quiero ahondar en el tema baños públicos pero ¿Qué mal hemos hecho para que te agarren ganas justo en Retiro de hacer pis? Ni hablar cuando ya te subiste al colectivo, te dan esa bandejita pedorra del año pasado, te sentás y te agarran esas ganas irrespetuosas de ir al ñoba. Ahora ¿Dónde cae tu excremento? ¿Nunca te preguntaste dónde está la camarita por la cual los choferes te "chusmean" tus partes? No me digan que no sabían esa, me río sola.

Hoy, por ejemplo, me hice pis todo el maldito viaje, creo que habrán entrado más de 30 personas al baño. Yo lo único que hacía era acordarme cada párrafo de mi anterior monólogo, como viviéndolo en carne propia de nuevo; pero sabiendo que no podía ir en contra de mi moral pero sí de mi llamado natural. Cinco horas de retensión pero logré hacer pis en un baño limpio, con ese Poet que no miente y ese papel tan lindo con el cual empapelarías toda tu casa de la felicidad que te provoca encontrarlo.

Viajes, te sentás y el asiento que está al lado tuyo está vacío. Menos mal, no vaya a ser que te pase como a mí hace un par de años, donde me subí y un señor tenía el mismo número que yo, adivinen qué hizo. Nada. Para lo único que sirvieron mis quejas fue para que me pusieran un almohadoncito al pié de los choferes, a quienes les tuve que cebar mate todo el maldito viaje, haciéndome la buena mientras me dejaban fumar cinco cigarrillos al hilo. Trueque hombres, todo vuelve a su antigua naturaleza. Así es.

Volvamos al asiento, estaba vacío. De repente, al lado tuyo se sienta un señor mayor, bastante mayor, boina y cien kilos arrastra. Tarda en acomodarse, ahí te parás porque estás del lado del pasillo, lo dejás pasar, se sienta. El colectivo hace un mero movimiento para su costado, vos quieta.

Al rato, después de cansarte de escuchar "Por debajo de la mesa" de Luismi y "Mueve tu cucu" de (???), decidís dormir un poco. De repente como una fiera en celo, el gordito se pone a roncar de una manera tan impresionante que pensás: "No, lo codeo o lo cago a trompadas". Como si esto fuera poco, los ronquidos de este señor despiertan al bebé de 4 meses que se sentó adelante tuyo. Llanto, ronquido, ronquido, llanto. "¡¡¡Noooooooooo!!!", "Qué hago??".

Tus ojos son un mapa político, tu paciencia ya está en China y tu MP3 es tu única salvación. "Me quedé sin pilas!". Sí, sos una pelotuda. Ponen esa película posterior a "E.T", preferís eso antes que mirar a un costado y ver al gordo como babea. Te fumás el film como si fuera "Perfume de mujer" o "Roqui 4".

Luego de unas horas de puteadas y llanto de impotencia ves a lo lejos la llegada. Sí, allí está tu destino. El gordo ni se enteró que le deseaste la muerte y verlo colgado de las pelotas mientras 3 enanos con zunga le incendiaban el culo. El gordito sigue con vida, roncando, feliz. Vos casi estás. El bebé te sonríe como ese Chukie que todos odiamos de chicos. Vos suspirás, ya llegaste.

El bebé y el gordo pasaron al olvido.

Bajás, tu bolso es el último. Todos piden sus números "Ese es el mío! No, es el mío! Ahí está!". ¿Vos? Muda. Después de veinte minutos allí está. Lo encontrás, te fuiste a disfrutar de tu estadía. Unos días después, cuando volviste a creer en estrellas de colores, Papá Noel y Frutillitas, recuperaste tu energía y renovaste tu espíritu, retornás viaje.

¿La vuelta a Retiro? Peor, pero pensá que tuviste tu viajecito, pudiste respirar aire puro y sentirte libre en ese pasto que te pinchaba el culo. ¿Próximo destino? No lo sabés, tal vez ese retiro espiritual que te había comentado tu amiga de primaria, esa que no leía un puto fragmento de la Biblia y ahora tiene una cruz colgada cual la Carrió en el 2001. Así estamos gente, todos viajando, transitando la vida, yendo de aca para alla ¿Hacia dónde? Nadie lo sabe; pero eso es lo divertido. Oremos.

1 comentario:

Jemima dijo...

Tal cual lo de preparar las moneditas para el tipo ese! Esta vez las prepare... y no se las di... me senti mal y volvi que pelotuda!!!!!!! y despues indignada que un agua salia 6 PE!!! termine tomando ese jugo inmundo del bondi.... pero que lindo escaparse!!!!