jueves, 19 de febrero de 2009

Miau


Francesca regresó. Me sentí obligada a volver; no por las pelotudeces chupa-medias que me han puesto en el "cara libro" sino porque hay situaciones en la vida que necesitan ser escritas. No voy a detenerme a contarles qué hice en este tiempo ausente porque no les interesaría saber que mi vecina me hizo firmar un acta para citarme con el juez por "reiterados ruidos molestos", laburé en un fucking diario y me dejé malcriar por mis progenitores durante casi dos meses. No, no. Así que vayamos a lo nuestro.

Se preguntarán por qué ese "miau" de título, es simple: En este verano confirmé mi teoría: "Todos somos gatos". Sí gente, hombres y mujeres, de todas las edades, por naturaleza o instinto, somos gaturdos. Ahora, definamos qué es ser "Gato" para Francesca, básico: "Dícese de la persona que haga, diga, manifieste y/o exprese cualquier cosa para seducir a uno o varios especímenes del mismo o distinto sexo; no por interés pleno sino para divertirse mientras afirma su ego".

Bien. Vayamos a lo práctico. Toda teoría tiene su fundamentación, ergo, pasaré a explicar por qué considero que los seres humanos pertenecemos a la familia de los felinos. Empecemos por las mujeres, ¿Siempre por lo más difícil? En fín. En la vida construí muchas amistades, de todo tipo y colores, he conocido infinitas personalidades femeninas que me servirían como herramientas para sostener mi teoría. En este caso, voy a seleccionar algunas.

Vale la aclaración, la expresión "gato" no equivale a ponerse botas o taco aguja; sino que se trata de la actitud. Ejemplo, aunque estemos chivadas en el gimnasio haciendo spinning y justo vemos a un flaco "interesante" nos hacemos las diosas como si estuviéramos recién bañadas, lo miramos con cara de "te como todo" mientras seguimos bajando de peso. Eso es actitud "gato". Ejemplo dos, el histeriqueo constante con gente que no le tocaríamos ni un pelo, ¿por qué lo hacemos? Ego muchachos. EGO. Ejemplo tres, estamos bien, solas o acompañadas, sin embargo nos enteramos que uno de los susodichos que teníamos atrás nuestro ya no lo está. ¿Cuál es el siguiente paso? Buscarlo. ¿Con qué fin? No comer ni dejar comer. "¡Es mioooooo!" Deseo, deseo, maldito deseo. Y ahí estamos nuevamente, mujeres, tratando de proteger lo que es nuestro. Somos "gatos". Ejemplo cuatro, de repente sos la virgen santísima con todos, tratás de ayudarlos, de gustar, de conceder. Un compañero de trabajo necesita urgente una entrada para ver el clásico, justo te acordás de que tu ex suegro tiene contactos ahí, lo llamás, las conseguís. ¿Todo porque sos buena persona? No, no. Porque sos gato y necesitás que tu compañerito piense "qué divina que es Francesca, hasta está más linda". Ejemplo cuatro, estás en una reunión, los hombres te rodean, ninguno que te atrajo mucho la atención; sin embargo se ponen a discutir del planeta Venus y las constelaciones, de lo lindo que sería viajar al más allá, rodeado de estrellas y cometas mágicos, en ese momento te trasnformás en la astróloga más codiciada de todas, hasta te aplauden. Te vas a otra reunión esa misma noche, llegás y te encontrás que están hablando de las pelotudeces que dicen los astrólogos, justo ese comentario viene del hombre más lindo del lugar. En ese entonces acotás "Obvio, siempre me parecieron unos tarados". ¿Ves? Y no lo hacés por veleta; sino porque sos "Gato". Ni hablar de llamar cuando estás en pedo a tu flaco, cuando antes coordinaste con todas tus amiguetas borrachas hacer bochinche y simular que se están cagando de risa, le decís medio ebria que la estás pasando genial, cortás. Siguen charlando de dietas y preguntándose qué habrá en la heladera esa noche al regreso. Pero su chico se quedó con la sensación equivocada, porque vos quisiste. ¿Por qué? Todas a esta altura sabemos la respuesta.

Podría seguir horas. Enumerar una a una las situaciones que nos determinan como hembras en celo; pero no. Es el turno de los hombres.

Ellos tan sutiles a la hora de demostrar su felinidad. Pero no pueden evitar tenerla a flor de piel. ¿Empezamos? Ejemplo uno, los amigos te tienen como el más boludo de todos, en secundaria te llevaste todas las materias, elegiste marketing porque "estaba de moda" y cuando llegás a una reunión llena de mujeres, conversás acerca de la química orgánica, les comentás que no fuiste escolta porque te agarró rubiola y ahora promocionaste todas las materias con 9. De repente, en un abrir y cerrar de ojos, te convertiste en el "sabelotodo" del universo. ¿Por qué? Porque sos gato. Ejemplo dos, en los partidos de fútbol te llaman siempre para que seas suplente y cuando llegás, te parás en frente a la chica que te gusta, le comentás que metiste cinco goles y que tus amigos por poco no te piden autógrafos en el tercer tiempo. Ni hablar cuando te matás al gimnasio porque querés "estar saludable", ¿Vos te la crees? Querés estar más groso para el veranito querido, ¿Por qué? Porque sos un gatito. Miau, miau.

Ejemplo tres ¿sigo? Llegó el momento sexual. Siempre consideraste que el hecho de poner velas, buena música y comprar un buen vino es "cursi"; ahora llega el momento de "encamarte" con ESA chica y comprás un ramo de rosas rojas, le hacés un caminito de cabsha hasta la puerta de tu departamento y la esperás con Norah Jones. ¿Qué onda? Ahí no sos gato, sos boludo y te hacés el gato. ¿O me equivoco? Ejemplo cuatro, vas a una reunión, sale el tema de records sexuales, el tuyo fue a los 20 cuando te encamaste con la mucama 3 veces en ... un día. Como ves que todas las mujeres presentes están esperando tu resultado, las mirás fijo y te reís: "¿Mi record? Si se los digo, se asustan chicas". "¡¡¡Re volaaaaaa!!!". Sos un RE gato. "¿Pensás que somos boludas?".

Me cansé. O mejor dicho me ofusqué de la cantidad de felinos que andan dando vueltas. Ni hablar si se enteran que vos estás de novia... como quien dice se estrena el revival de "El regreso de los muertos vivos". Tu celular empieza a sonar "Hola, ¿en qué andás?" A lo cual una piensa "¡Qué te importa gato de mierrrrrrrda! ¿Ahora te acordás?".

En fin, gatos y gatas, ¿consideran que he justificado mi teoría? Yo creo que sí. Ahora me tengo que ir, creo que escucho maullidos en los techos, sí, sí... son todos ustedes que me llaman.


Aclaración: Odio a los gatos.