miércoles, 22 de junio de 2011

El síndrome de la abstinencia sexual en una mujer


¿Cómo manejamos las mujeres la abstinencia sexual? ¿Cómo nos damos cuenta que entramos en las garras del Síndrome de la abstinencia masculina?

Antes de arrancar les quiero mandar un beso gigante a las chicas de “Francesca te banco”, somos 197 miembros: 190 mujeres y 7 hombres que ya se declararon gays, pero no importa. Estoy feliz. Están llenando de mensajes el muro, les leo uno que me conmovió: “Franchu te amo, ojalá fueras torta”. Bueno… te agradezco mucho pero lamentablemente me siguen gustando los machos… Te tengo en cuenta igual…
Y otro divino que decía así: “Franchu dejate crecer los pelos y desnúdate en la plaza para luchar por nuestros derechos a la no depilación. Freedoom”. Divina, quedate tranqui que si sigo así lo voy a terminar haciendo. Unas amorosas todas.

Ahora sí, pasemos al tema de hoy. Muchas veces, se dice que una mujer que no tiene sexo durante un período considerable de tiempo puede llegar a convertirse en un ser histérico y fastidioso. Y es verdad. También es verdad que a toda mujer se la suele tildar de malhumorada cada vez que se encuentra en una etapa de abstinencia sexual.

Para ejemplificar un poco la cuestión y que se empiecen a sentir más cómodas, les quiero contar lo que respondieron varias chicas en un video que encontré en youtube que me pareció interesante. La consigna era completar la frase “Cuando no tengo sexo por mucho tiempo…” lalala, a lo cual se dispararon muchas respuestas, entre ellas: “Me pongo de mal humor, siento que me falta algo”, “¡Qué cosa fea es estar mucho tiempo sin sexo!”, “No me pasa nada, para mí es lo mismo”, “me agarra un ataque, no se puede vivir sin sexo”, “estoy desesperada”, y la última que me encantó: “Nada, voy, abro la heladera, leo un libro que no me gusta, por algún lado canalizo la furia”.

Por mi parte, me animé a preguntarles a muchas mujeres con las cuales interactúo diariamente qué les pasaba cuando escuchaban este tema, o mejor dicho esta palabra, “abstinencia”, y me resumieron todo en una frase que no puedo repetir porque me sacarían del aire. Pero terminaba con “aja y agua…”. Fuerte.

La realidad es que a las mujeres se nos nota cuando hace mucho tiempo que no le vemos la cara a Dios, es cierto, y es ahí cuando empiezan a aparecer algunos tips comunes de lo que denominé el “Síndrome de la abstinencia sexual en la mujer”. Así que si te sentís identificada con alguno o todos de los “síntomas” que voy a nombrar a continuación, estaría bueno que empieces a considerar la idea de llamar a un mejor amigo, ex novio o conseguirte un nuevo festejante pronto. (Si es que no podés sobrellevar la situación), lo aclaro porque en la mujer –a diferencia del hombre- nos cuesta menos la falta de sexo. No es que nos sea indistinto pero en general las mujeres que conozco pueden concentrar sus energías en otras cosas y logran no pensar tanto en lo sexual.

Aclaro también que no es mi caso, de hecho, anoche soñé que chapaba con Mauricio Macri disfrazado de Freedie Mercury y me desperté bastante hot. Lo tengo que reconocer.

Bueno, vayamos a los tips de los que les hablé:

Falta de sueño: De repente dejás de dormir, te levantás más temprano. Y si dormís, tenés sueños “raros”. A ver, como el que conté recién, o muchos otros que no puedo contar por el horario… Pero ustedes ya saben a cuáles me refiero. Entonces, ¿Qué hacés? Llamás a tus amigas, te ponés a ver una película, das vuelta por la casa, estás todo el tiempo inquieta.

Te dan ganas de arrancar algún deporte: sí, es obvio. Necesitás quemar calorías, gastar esa energía acumulada de la falta de actividad física y ahí les rompés un poquito a tus amigas de ir a correr, caminar, cabalgar, todo lo que implique no pensar en sexo, sexo y más sexo. Ese que no tenés.

Te ponés más molesta que de costumbre: todo te molesta, que tu mamá te hable, tu papá te diga “¿Qué pasa que nos venís a visitar más seguido?”. Ni hablar si ese jean que antes te entraba, ahora te queda un poquito más apretado. Todos te parecen unos boludos histéricos, sentís que nadie te entiende.

Estás más agresiva: sí, nos ponemos un poquito, sólo un poquito, más agresivas. Si salís del gimnasio toda chivada y un linyera te tira: ¡Andá a lavarte el pelo sucia!, te sacás y sos capaz de cagarlo a trompadas. O cuando te levantás de mal humor de la siesta y te hablan, le terminás diciendo: “¿Por qué no te comprás una vida en vez de romperme las bolas a mí?”. Todo te fastidia.

Amás el cine, ese que pasan por la TV: te quedás colgada mirando “Querida, encojí a los niños” o “La historia sin fin”, películas que ni a palos las verías de nuevo si estuvieras ocupada teniendo encuentros sexuales, casuales o no. O renace en vos el amor por los dibujitos animados, te clavás una maratón con tus sobrinos de “Ben 10”, “Himan” y “Frutillitas”. ¿Se seguirán dando por televisión esos dibujitos? Sí, ¿No?.

Hablás de temas que no te importan, sólo para distraer tu mente: cuando una tiene una vida sexual activa, es normal que viva hablando de sexo. De posiciones, roles, ganas, no ganas, medidas, cantidades, etc, etc. Ahora, cuando sabés que lo único que está a tu alcance es “hablar” de eso sin poder llevarlo a la práctica, empezás a hablar del último capítulo de la novela, del anuncio de la reelección de la presidenta, de viajes, ropa, moda. Todo es una linda excusa para enfocar tu mente en otras cosas.

Pensás en todas las veces que él te pedía hacerlo y tuviste el tupé de decir que “no”: Pensás, qué nava pude ser. Ahora, mataría por un rapidito… algo. Y nada, no tenés nada. Y ya, en algunos casos extremos, ni te acordás si te negabas, cómo la tenía, cómo era eso de tener relaciones… Triste.

Tenés hambre todo el santo día: te agarra un hambre voraz a la mañana, a la tarde y ni hablar a la noche. El conocido bajón. Y ahí lo podemos asociar con la televisión. ¿Quién no se llevó a la cama un paquete de papas fritas y hasta no terminárselo no paró? Ni hablar de las cenas con tus amigas solteras y también en estado de abstinencia, pasaron de la ensaladita a la pizza completa, empanadas, papas fritas, no sólo los fines de semana sino todos los días.

Odiás a las que están viviendo una buena racha sexual: te agarra como una especie de envidia insana por todas las que, en las reuniones, saltan diciendo: “no sabés la maratón que tuvimos ayer con mi chico”. Por dentro pensás: “Zorra, nunca tuviste buen sexo y ahora que sólo veo pitos de colores en mi imaginación sos la protagonista de una triple X?”. Y no sólo te pasa con tus amigas, en la calle, con las parejitas felices o esas que se chapan en público. Las odiás, hasta te dan asco.

Relacionás todo con el sexo, tu sentido del humor pasa por ahí: Todos los chistes que hacés tienen doble sentido. Si un músico te dice “el otro día toqué el saxo”, a vos te suena a “sexo”. Todo lo que tus ojos o tus oídos llegan a ver o escuchar nace del sexo. Tiran un comentario de política y vos saltás con las ganas de estar con alguien o que te abracen…

Tu criterio de atracción cambia: Antes te permitías decir “mmm, no este no me gusta, o este no es mi estilo, o ni loca estaría con el otro”. Pero cuando caés en las redes del síndrome de abstinencia sexual pareciera como que a todos les ves algo lindo. “Es narigón pero ayer me empezaron a gustar los narigones porque la deben tener enorme”, “Es demasiado alto pero la debe tener enorme”, todos pasaron a ser posibles candidatos para encabezar la lista de tus víctimas sexuales”.

Y en los casos graves: empezás a meditar la idea de alquilar una porno o comprarte un juguete sexual, o te preguntás preocupada: "¿Seguirá viva?" Buen, y así podríamos seguir hasta mañana.

En conclusión, cuando a una mujer le falta el sexo vuelve a su estado normal. Volvemos a la histeria y la neurosis. Igualmente, quiero dejar en claro que seguimos teniendo el poder y que si realmente estás necesitada, siempre vas a encontrar algún chiquito piola que te de una mano en el tema. Y acá me acuerdo de una frase que me tiró una conocida, y que a mi criterio tiene razón: “Es preferible no tener sexo que estar mal atendida”. Pero eso lo vamos a dejar para otro monólogo.

Gente, ha sido un placer. Hoy me voy a despedir con una frase que viene a colasión y dice así: “no te preocupes chicuela que a falta de sexo tenés a Manuela”.

Besos y acuérdense: “La que avisa, no traiciona”.

miércoles, 15 de junio de 2011

Un camino de ida II


Hoy vamos a hablar de las mujeres que recién deciden terminar una relación de noviazgo. Pero…

Antes les quiero explicar el por qué de mi ausencia el miércoles pasado. Pasó que cumplí años y quise convencerme de que cumplía 25 por tercera vez y bueno, no. Cumplí un poquito más… y así me fue, terminé en la cama con gripe. Así que como falté, pido perdón a la audiencia, y agradezco a todos los hombres que me llamaron para invitarme a salir justo esos días que no podía ni moverme de la cama. Sé que algunos sospechaban que me había ido a la India con la sexóloga del otro día o que me encamé con 20 monos, pero no. Estuve enferma chicos.

Y cuando estás enferma, estás tan al pedo que le ves el lado positivo, negativo y neutro a la situación. Por un lado, dos cosas que rescaté positivas son:

• El malcrío que recibís como si tuvieras de nuevo 5 años.
• Más allá del gasto en medicamentos, esos 3 o 4 días que te recluís en tu casa, te impidieron la salida de shopping bajón y terminaste ahorrando bastante platita. Entonces, en la cama todavía, ya te ponés a planificar qué vas a hacer con todo ese dinero “ahorrado”.

Pero como todo, también tiene su lado negativo y acá vamos:
• Los hombres que te invitan a salir justo en esos días.

Pareciera a propósito, cuando una está súper disponible con la agenda ocupada sólo con los stickers que le pegaste como para disimular tu falta de actividad social, los hombres ni te miran, ahora cuando por esas casualidades de la vida, te tuviste que quedar trabajando hasta el otro día, te salió un viaje con amigas, tu mamá se enfermó y te pidió que la cuides, tu amiga justo se peleó con el novio y llega a tu casa llorando, en el peor de los casos te vino y estás en el segundo día, o simplemente te salió un grano en el medio del cachete izquierdo de la cara, ese flaco que te encanta y no te da bola, decide invitarte a hacer algo. Es como si el mundo se hubiera conspirado para que no te salga UNA bien, como esas noches que te re producís y salís de la casa de tu amiga diciendo “hoy la rompo” y no te levantás ni a la mañana. Por el contrario, volvés a las 6 de la mañana con un pedo que no ves, deprimida, directo a la heladera. Bueno, esas cosas pasan chicas y nos pasan a todas así que relájense que si el muchacho está interesado, va a bancar que pasen todas esas cosas y te va a volver a invitar a salir. (Ponele).

Así que sigan llamando chicos eh, sigo teniendo el mismo celu y ahora estoy bastante sanita, salvo algunos detalles psíquicos que con un paracetamol grip no se curan. Pero bueno, eso es un detalle.
Ahora sí, empecemos con el tema que vamos a debatir hoy, y como dije en la red social Facebook, me gustaría que los oyentes empiecen a llamar y participar de estos tópicos que traigo todos los miércoles…

Creo que el tópico de hoy hay que tratarlo con cautela. Porque nunca sabés cuando puede llegar a llamar algún ex tuyo al programa como para echarte en cara algunas cositas. Por eso le dejé una lista a Flopi con los nombres de mis ex, por si llama alguno que no lo pase en vivo porque estamos al horno. EH.

Sí, efectivamente cortaste con tu novio, que ahora pasó a ser tu EX. Hacía bastante que lo venías pensando y creo que él también, pero como ocurre en el 80 por ciento de los casos, si las mujeres no movemos el culo de la comunicación en pareja, se puede llenar todo Argentina de cenizas por la erupción de 30 mil volcanes de furia disfrazada por "aguantar" cosas que ya no podés ni querés aguantar.

Sepan, y esto va para los hombres que estén escuchando, que si una mujer está decidida a terminar una relación es porque ya lo habló con Dios, la Madre Teresa y María Santísima. Lo dedujo, charló, hizo una fórmula matemática (si corto con él a los 28 y me quedan 2 para llegar a los 30, voy a conocer promediando la cantidad de flacos que conozco por mes a 6 flacos en 1 año, por dos, es igual a 12, de 12, 10 pueden ser potables y los otros 2 gays, y así), lo recontra evaluó con sus amigas, su conciencia y su almohada. Si una mujer te corta, sólo el 10 por ciento de los casos que yo conozco al menos, vuelve. Porque ya se hartó y porque las mujeres solemos hacer los duelos durante la relación. Y en el peor o mejor de los casos, si decide cortar es porque ya tiene a otro en vista.

Ahora estás soltera, tus amigas casi todas casadas, a las puteadas con su hijo primerizo que se caga todo el tiempo y no te entienden. Sentís que se dividieron en dos grupos: “LAS LASTIMOSAS”, sí, esas que piensan: “Pobre, te enteraste lo de Francesca? Se peleó con su novio. Y ahora que se viene mi casamiento, qué hago? La invito sola o pongo Franchu por dos por las dudas que consiga algo?”, y las otras del mismo equipo responden, “uuhhh, pobreee”. Y por el otro grupo tenés a las “QUIERO ESA FELICIDAD”, esas que no entienden que puedas estar tan feliz sola, que cantes, bailes, que hayas vuelto a reírte y a frecuentar una vez más las pistas de un boliche casi todos los fines de semana. Esas que llega el lunes y te pregunta: “¿Y? ¿Saliste? ¿Cómo estuvo? ¿Alguien conocido?” Claro, como ellas ya están retiradísimas con el anillo puesto en la mano izquierda o plena convivencia marital, quieren saberlo todo. Ahora cuando les pedís que te acompañen a tomar algo, te dicen: “no, no puedo porque XXX y te lanzan en el medio del pecho una zarta de excusas de mujeres adultas, no? Como para no ir”. Pero en el fondo se imaginan ellas bailando por vos en la pista.

Más allá del visto bueno o malo de la gente que te rodea, todas sabemos que después de un noviazgo pedorro y cuasi muerto, estar libre es volver a la vida. Y eso no se puede discutir. Una vida de puro amor hacia el mundo que te rodea, de diversión y por sobre todo, de un paraíso nuevo lleno de penes rigatti vírgenes que te quedan por probar. La verdad es que se siente bien este camino de ida que emprendiste, no? Ojalá no tuviéramos que volver pero saben qué? Siempre volvemos, ¿Por qué? Porque, como dije alguna vez, las mujeres tenemos ese don de volver a enamorarnos del (no vamos a decir el primero) pero ponele el quinto hombre que se nos cruce, sea en el tiempo que sea siempre nos volvemos a sumergir en la bosta del enamoramiento. ¿Para qué? Como cuando, en los casos en los cuales sí te dejan, empezás a “masoquearte”: mirás sus fotos, las volvés a mirar, releés los mails, ves si todavía tiene tono tu celular. Y la pregunta del millón. ¿Para qué? Para demostrarte lo masoquista que podemos ser las mujeres.

Pero volvamos al otro caso, al otro lado del ring, donde la que decidiste terminar esa relación fuiste vos. Y la que ahora se siente bien. Al principio te da un poco de culpa por él, viste como es esto, “¿Pobre, qué estará haciendo? ¿Lo estarán llamando los amigos para cenar ahora que está solo? ¿Comerá?”. A ver flaca, si le cortaste, ya no es más tu problema si come, caga, mea o garcha. Decí que ese sentimiento de culpa dura unas pocas semanas, ya después el estado de felicidad te sale por los poros.

Sí vamos a reconocer que estar soltera a esta edad implica un poco más de “presión social”. A qué me refiero, no es lo mismo que estar soltera a los 22, ponele. Si bien fue por decisión tuya, muchos individuos no te entienden. Empezás a sentirte libre, los primeros días son como si hubieras vuelto a nacer, como si te hubieras sacado una mochila de encima. Y tenés muchos pensamientos encontrados, más a esta edad, en la cual si ya hace mucho tiempo que salías tenías casi toda tu vida planificada con el susodicho y de un día al otro, te encontrás que ya no vas a tener esa casita con él, ni los cinco hijos ni el viaje a Europa que habían planificado. Pero a los dos minutos, pensás: voy a tener otras cosas mejores.. Y al siguiente minuto pensás: estoy sola, qué hago? Y al segundo y medio: la respuesta es: descontrolo con las chicas, total? Soy joven, ya muchos flacos mejores van a venir a mi vida. Y después todo se normaliza para el lado de, de qué? De la tranquilidad. “Uaauuu, ¿Te acordabas lo que era la tranquilidad?”.

Y acá, después de la culpa, el falso arrepentimiento minutario (porque dura sólo un minuto o una noche cuando salís con tus amigas y tas tan mamada que “decís extrañarlo” y no), llegamos a la etapa de “separación mental”, sí. Ya terminaste en tu mente y tu corazón la relación. Y es momento de diferenciar, dos tipos de mujeres recientemente solteras. Por un lado, podemos encontrar a: “LAS FIESTERAS FELICES Y DESINHIBIDAS” y por el otro a “LAS FIESTERAS RESCATADAS E HISTÉRICAS”. Ninguna peor ni mejor que la otra, simplemente distintas. Siempre mujeres, acuérdense. Yo estoy en el segundo grupo pero después les voy a explicar el por qué.

Pero primero vamos a hablar en rasgos generales. A diferencia de estar en el papel de la persona que es dejada, cuando una decide cortar una relación por arte de magia empieza a recordar todas aquellas cosas que la hicieron feliz, y es ahí cuando aparecen, casi sin quererlo, todos aquellos contactos de los susodichos que, por una u otra razón, dejaron de estar en "tu vida hace mucho tiempo” y habían pasado a la lista negra. A ver, “¿Quién era Juan?”, o aparece un tal “Rodrigo Paca”, y ahí pensás… “Ah, ya sé. Este estaba bueno pero era medio boludo, buen no importa”. O después de ponerte “Soltera” en el estado civil de FB (gran momento), empezás a ver quién tenés de amigo, esos flacos que agregaste cuando estabas sola –como ahora- y nunca más les hablaste. Ahora, todo lo que publican, le metés un “me gusta”, con algún comentario, “qué buen tema, qué buen video”, como para ver si el flaco te tira una.
O en el mejor de los casos, con el simple hecho de ponerte “Soltera” empiezan a resucitar solitos, no? Te hablan para decirte “Franchu qué pasó? Estás bien”, “¿Tomamos una birra y me contás?” vieron? Nunca falta el que está 100 por ciento dispuesto a consolarte.. A ver, no estoy mal chicos, me separé. “¿Qué parte no se entiende de que fue decisión mía?” Parece que te huelen, cuando estás soltera y bien, los flacos se te tiran en bandeja, ahora cuando estás desesperada te encontrás con una lista de histéricos e inmaduros que lo único que hacen es ilusionarte al pedo porque no terminan haciendo nada.

Por otro lado, los pocos o muchos casos que conozco, algunos muy cercanos, parecieran demostrar que cuando una mujer decide seguir su vida soltera (después de un noviazgo muy malo) el amor resurgiera por todo su alrededor y está más feliz que nunca (tipo la publicidad de sprayet): quiere más a su familia, valora más a sus amistades, a las cuales llama 30 veces por día (antes 1 vez por semana) para organizar una previa, una mateada, un truco, lo que fuera... todo es sinónimo de diversión, esa diversión que quedó atada a un navo con las bolas caídas que creía que iba a heredar toda la platita de TU papá.

Y pensás: "Ahora es MI momento", esa frase se torna un eco constante en la cabeza de todos los ovarios que transitan las calles, los boliches, hasta los bancos y por qué no una panadería sintiéndose la mina más diosa del planeta. Porque el ego te reflota por los poros eh… No sé por qué será pero es verdad que cuando una está bien y se siente bien consigo misma, caen todos. Hasta tu familia te dice: “vos estás distinta, ahora cantás y te reís de todo. Para mí que conociste a alguien”. No, no todo pasa por un hombre gente, ¿Por qué tenemos la maldita costumbre de pensar que la felicidad de la mujer es directamente proporcional al amor que le puede dar un hombre? Si bien hay que reconocer que la cara, la piel y el humor nos cambia cuando estamos “bien atendidas”, cuando estamos solas también somos felices.
Lo que pasa es que la mujer también se creyó eso me parece pero les puedo asegurar que hay muchas mujeres que están en pareja y son muy infelices… Así que desmitifiquemos la fórmula presencia de pito = felicidad masculina porque últimamente , no sé dónde los fabricarán pero vienen bastante fallados.

Pero lo que sí hay que reconocer que a falta de sexo casual, en el caso de las que nos encamamos únicamente cuando hay sentimiento, la energía hay que canalizarla por otro lado. Por eso, en vez de quedarnos tiradas en una cama comiendo y mirando películas, nos dirigimos hacia un camino en el cual nuestro físico, dejado por estar achanchadas en una relación casi permanente, empieza a cobrar importancia. Y ahí empezás el gimnasio, salís con tus amigas a caminar o correr, y los músculos que antes no se veían por la grasita de los asados que te comías con los amigos de tu ex, empiezan a cobrar vida de nuevo.

Ahora por el contrario, comés todo sano. Y cuando llegan las cenas de amigas, pedís que hagan una “ensalada party”. Ni bien acabás de cortás, por más que estés de diez, llega la reunión con las chicas. Sí, las que ya hablan de cómo le lloró el nene toda la noche o el poco sexo que está teniendo con su novio. Buen, esas que te miran con una mirada mezcla “pobre Franchu, tiene 28 y se quedó soltera de nuevo” con “qué ganas de estar en su lugar eh”. Buen, y te pregunta: “y? Lo extrañás? Te llamó?”. Mmm, no. Y con ese NO, ya no te preguntan más nada. Y te dicen: “te cortaste el pelo, me encanta”, como para querer subirte el ego, ese que vos estás tratando de levantar con un criket desde los 15”. Buen, el mismo. Y así.. con el tiempo, a medida que te ponés más linda, te envidian un toque. “Che pero vos estás mucho mejor que cuando estabas con Mengano”, y sí chicas… Sí. Silencio. Siguen hablando de pañales.

Y bueno, en qué podrían diferenciarse “las fiesteras felices y desinhibidas” de “las fiesteras rescatadas e histéricas?” En el plano sexual chicos. Cuando “Las fiesteras felices y desinhibidas” deciden cortar una relación, comienzan un camino de ida, un trayecto hacia el mundo de la piratería constante e impulsiva de querer chapar –qué linda palabra- o garcharse a todos los que se crucen en el camino, sin compromiso de nada, sólo para encamarse con otro que no sea su ex.

Y yo me detengo en el segundo grupo, sí, porque pertenezco a ese: No tendría que hablar en primera persona pero bueno, quiero preguntarles a ustedes… En general, por lo que conozco y escuché de mis amigas y amigas de mis amigas, una mujer recientemente soltera pertenece al primer grupo pero en mi caso, voy a aclararlo porque no se si les pasará a otras, me asexúo. O sea, Sí, joder, histeriquearlos y demás .. pero al momento de concretar, me da fiaca. ¿Les pasa a ustedes? Como si tu ex se hubiera exprimido todo tu lívido sexual… buen así. Por lo menos los primeros 2 meses, ya después por una cuestión biológica empiezo a extrañar el coito. Jajaja lo dije, quería decir esa palabra. Pero no sé por qué, siempre que terminé una relación no me dieron ganas de tocar ni ver a un flaco en figuritas.

Seas del grupo que seas, estás soltera y te felicito. Y si estás enamorada, también te felicito. Tampoco vamos a armar una guerra entre solteras y novieras porque no es la idea. En fin, lo importante es lo que todas ya sabemos... cuando una decide estar soltera lo que menos nos interesa es volver a comprometernos, por lo menos por un laaaargo tiempo. Así que hombres ... si están en pareja cuiden a sus novias, si recién conocieron a una mujer que acaba de cortar con su novio… no le rompan mucho las bolas porque no les va a decir nada que quieran escuchar, menos si quedó resentida.

Y antes de terminar, esta va para Second que la pidió… le quiero mandar un beso enorme a mi amiga Sole que me mandó esta frase bizarra del día de hoy: “Si yo te digo que es carnaval, apretá el pomo”, hasta el próximo miércoles gente y acuérdense: “La que avisa, no traiciona”.

domingo, 5 de junio de 2011

Charla de mujeres


Buenas noches a todos. Antes de empezar hoy, tengo que reconocer que en estos días me faltó bastante la inspiración que me caracteriza, así que decidí volver a lo básico, creo yo...y hablar sobre cómo son las charlas entre mujeres. Será porque últimamente estoy requiriendo mucho del amor de mis amigas, tal vez porque con los hombres no me llevo del todo bien, y encuentro siempre en ellas una persona acogedora y amable que me escucha, que me entiende, cosa que en ellos no suelo encontrar.
Juntarme con mis amigas ahora a los casi 30 años, ya no es tan fácil como hace un tiempo. No se si les pasa a ustedes pero en mi grupo de amigas necesitamos de una tediosa cadena de mails para organizarnos y ponernos de acuerdo en un lugar y una fecha. Nuestras juntadas pasaron de ser un simple evento a una reunión de consorcio y ni me di cuenta. Antes, nos juntábamos los fines de semana nada más, para salir y chuparnos todo. Ahora, tardamos casi dos semanas para coordinar una puta cena, porque cada una está en su trabajo o con sus novios o con no se qué, y cuando nos vemos… una lleva para tomar, la otra para picar, la otra para cenar, la otra trae sal y condimentos, la otra mayonesa, y así. La que no lleva nada para la comida, lleva el postre y la que no…con algún chusme picante queda a mano. “Nos volvimos una cooperadoraaaaaaaaaaaaaaa y no nos dimos cuenta?????????? Dios!”.
Sospecho que ustedes, muchachos, imaginarán nuestras reuniones como un té de abuelas, donde tomamos un tecito de naranja y comemos alfajorcitos de maicena. También imagino que podrían creer que nos juntamos solo para intercambiar nuestras últimas habilidades en el spinning y el Facebook o que nuestros temas oscilan entre la ropa y los tacos. Pero no. No son reuniones de tappers, son más bien reuniones de destappers, donde cada una es libre de contar lo que quiera y mientras más oscuro y bizarro sea lo que cuente, mejor. Por supuesto que los hombres son siempre un tema recurrente y si creen que somos sensibles y discretas al nombrarlos, nuevamente se equivocan. ¿Quieren entonces saber de qué hablamos las mujeres cuando estamos solas? ¿Están listos para esta confesión? Yo no, pero ahí vamos.
El otro día llegué a la casa de una amiga, todas con una sonrisa y yo con un humor que apestaba. Había arribado a ese lugar que por más que cambie de escenografía, pongámosle que sea un restaurante, una casa normal, un patio, una pileta, un garaje, hasta un boliche, se convierte en lo que denominé el “indispensable inodoro de múltiples cadenas que te llevan a un sinfín de caños de cloaca necesarios para la salud de una mujer”. Ahora, ¿Qué quise decir con esto? Una reunión de mujeres y acá vamos con la fórmula, es igual a la sumatoria de temas, por la cantidad de gritos, exponenciados a las críticas, dividido a las autocríticas, lo que da un resultado igual a sexo, sexo y más sexo. “¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? No se, pero cualquier mujer que me esté escuchando, entendió bien de qué hablo”.
En este escenario aparecen las diferentes muchachas en acción. Las que seguro tuvieron sexo hace menos de una hora, cuando vos no le ves la cara a Dios andá a saber desde cuándo, la que gana tres veces más de lo que ganás vos y seguramente en un futuro tengas que pedirle trabajo, la que se mata en el gimnasio y te mira después de haberte comido todos los postres porque estabas deprimida y te dice: “si vos estás bárbara así”, cuando pensás: “vos porque vas todos los días a calentarle la pava al flaco del gimnasio y no querés que empiece y te lo robe, anoréxica”, pero le decís: “sí, se que no estoy gorda pero que se yo, quiero comer mejor”. O te encontrás también con la linda que nunca tiene problemas con los machos, a la cual vos le contaste treinta mil veces la cantidad de flacos que te cagaron y a lo que ella sólo acota: “vos porque no te hacés valorar”, “Holaaaaaaaaa? Llegué tarde a la repartición de caras trola, vos porque naciste en formol!!!”. Pero más allá de eso, las querés. Son tus amigas y las aceptás como son. Chicas que me están escuchando, las quiero. Y mucho.
Sacando todo esto, la ensalada de tópicos es lo que más nos caracteriza, no? A esta edad los temas pueden ir desde lo mal o bien que nos va en el trabajo, cuántas veces vamos al gimnasio por semana hasta cómo lo tiene tu chico, cómo se movió tu amante o cuánto fingiste la última vez.
Decir que hablamos mucho entonces no es ninguna novedad. En estas reuniones, la democracia reina. Empieza a hablar la que tiene lo más importante que contar: una ruptura, un nuevo amor, un presunto embarazo, una tragedia. Continúa la que se peleó con el novio, la que ascendió en el trabajo, la que se hartó del trabajo. Todas escuchamos atentas y después de cada historia –que no dura menos de media hora- hacemos las preguntas que creamos necesarias, nadie se guarda nada, ni la que pregunta, ni la que responde. Obviamente las historias más aclamadas son las escandalosas, las graciosas, las que involucran al sexo, las que cuentan sobre un hombre que quedó en ridículo. Las risas se escuchan como en parlantes y mientras la historia se hace más copada, nuevas botellas de cerveza se destapan. Se pueden escuchar gritos, muchos gritos (sepan que no lo hacemos a propósito pero nos sale así). Todas empezamos a hablar al mismo tiempo, pidiendo explicaciones, detalles. Finalmente cuando todas las dudas son resueltas y cuando la vida de cada una de nosotras está claro para todas, podemos pasar al periodo al que he denominado como el Brain Storming, donde se habla de lo que sea... que sea polémico.
Pero el que se lleva todos los premios, obviamente, es el sexo. Hablamos de sexo, de sexo y de más sexo. Todo lo relacionamos al sexo. Si alguien cuenta que se peleó con el novio, alguien pregunta “¿ya no pasaba nada?” Si alguien cuenta ilusionada que conoció a un chico romántico que le llevó flores a su casa, alguna pregunta ¿y cómo la tiene? El sexo, aunque no lo puedan creer, ocupa un gran lugar en las conversaciones femeninas. No tenemos filtro alguno en compartir los más íntimos detalles, sentimos que a quienes se los contamos son aliadas que no harán más que disfrutar con las historias de éxito y sufrir con las situaciones decepcionantes (citemos las velas que no levantan, la necesidad de usar lupas y los errores garrafales con las manos) Hay tipos que no saben tocar una goma, dios! Eso sí me pone de mal humor y lo hablé muchas veces con mis amigas.
En fin, la realidad es que las mujeres encuentran en otra mujer un perfecto espejo para reflejar sus experiencias, corroborar sus creencias y esclarecer cualquier tipo de dudas. Para eso, las más experimentadas son las que toman casi siempre la palabra, aunque nunca falta la menos pensada, que tiene la sugerencia más osada.
En conclusión, ustedes hombres van al grano, nosotras nos extendemos en los detalles. Ustedes tienen un estilo más informativo, nosotras emocional. Ustedes afirman, nosotras preguntamos. Para ustedes, hablar es sinónimo de problema, para nosotras de solución. Es un hecho, las mujeres hablamos y MUCHO.
Así que la próxima vez que tu novia te diga: “hoy salgo con las chicas”, no cometas el error inocente de creer que hablará sólo de ropa y moda. No tengas dudas de que esa noche estará llena de chusmeríos, detalles, obscenidades y que en algún momento van a decir tu nombre y no precisamente vas a estar vestido en el relato. Por eso, todo lo que hagas con ella en la cama, hacelo bien, o intentalo, de una u otra manera, ustedes no solo se acuestan con una mujer, al mismo tiempo lo hacen con sus amigas.
Obviamente que no mencioné ninguna de las cosas que hablamos las mujeres en nuestras reuniones, no se si se habrán dado cuenta, sería traicionar a mi propio género y no es la idea. Eso lo dejo para los miércoles a las diez de la noche; para la cooperativa que tanto amo y tanto me hace falta.
Hasta el próximo miércoles gente, los quiero y acuérdense: “la que avisa, no traiciona”.

miércoles, 1 de junio de 2011

Lo que odiamos de los hombres, hoy y siempre


Primero, quiero aclararles a los muchachos que estén leyendo que no porque estemos llegando a las tres décadas vamos a permitirles hacer algunas cosas que nunca nos bancamos. Si bien nos agarran un poco con el caballo cansado, como dijo una gran mujer como la Chili Latorre, “a esta edad, lejos de ponernos más permisivas, nos ponemos más exigentes”. Por eso me pareció copado, señalar hoy algunos ítems o mejor dicho actitudes masculinas de siempre y que nunca nos bancaremos.
Es así. Todas las mujeres coincidimos. Hay muchas cosas que detestamos y odiamos de los hombres. Está bien que todos los seres humanos seamos proclives a cometer errores, pero cuando se trata de la vida cotidiana en pareja, ustedes, hombres, sobrepasan esa línea. Son expertos en no sólo perpetrar una cantidad innumerable de ineptitudes, impericias, inmundicias, desaciertos, y toda esa lista que ustedes ya saben, sino que tienen la divina habilidad de repetirlas hasta el cansancio. Nuestro cansancio.

Por supuesto, no en todos los casos se aplica esta regla, gracias a Dios existen cada vez más hombres sensibles (y no tiene nada qué ver con su preferencia sexual como seguro lo estás pensando), que quieren dejar de pertenecer a ese grupo de machos que cometen una tras otra las cosas que odiamos.

En ocasiones, las mujeres hemos llegado a pensar que puede tratarse de una conspiración en nuestra contra y, ustedes, sabiéndolo de antemano, lo repiten cada vez que nos descuidamos para hacernos caer en la histeria y la neurosis. Claro, a las mujeres se nos da más fácil esto, pero sigamos... aquí el asunto es de ustedes.

Por eso, al igual que hice el miércoles pasado con el Manual básico de los hombres, hoy voy a enumerar algunas cositas que por el bien de ustedes, pero por sobre todo el nuestro, tendrían que evitar hacer. Aunque dudo que puedan.
Si bien hay MUCHAS de estas cosas que nos molestan y podríamos estar hasta mañana, elegí sólo unas cuentas. ¿Tenemos tiempo chicas? Bueno, empecemos… Y sino seguiremos el próximo programa…

Cualquier semejanza con su realidad hombres, con lo que hicieron hoy o harán mañana es mera coincidencia.

1- Rascarse las bolas en público.

Odiado, asqueroso, inadmisible y todo lo abominable que ustedes imaginen. Así es como vemos a un hombre (¡mucho más si es nuestro novio!) que va tan campante por la calle, rascándose (adelante o atrás, se supone que discretamente) como si tuviera una sarna que le ataca de toda la vida, con la mano en el bolsillo ¡como si nosotras ni nadie se diera cuenta!. Jamás le estrecharíamos la mano a un hombre que hayamos visto alguna vez en plena escena.

2- Darse vuelta para ver a otra mujer enfrente a tu novia.

Acá no nos importa si tu novia es o no celosa, porque incluso las que dicen no serlo y son supuestamente open mind se enervan en estas situaciones. Si la mujer en cuestión es muy linda y no le podés sacar los ojos de encima, en las gomas o el traste, entonces sé más discreto. Aunque sabemos que ustedes son muy visuales y se pueden quedar con la boca abierta y la baba colgando, hay maneras. Podés hacer algún comentario como: “Mirá las gomas que tiene esa chica, es un gatopardo! Menos mal que te tengo a vos mi amor”.

3- Generoso y espléndido con todos; tacaño con ella.

Muchos hombres padecen el síndrome del buena onda y son generoso con los amigos, pero a ella no le regalan ni los buenos días. ¿Para qué querés quedar tan bien con tus amigos? Si la que te aguanta todo el tiempo es ella, la que te escucha, te abraza y te ama, te soporta las neurosis y tus histerias, y etcétera, ¡es ella! A veces será importante que le regales una flor, una camisa, unos zapatos, un curso de maquillaje, cualquier detalle o algo que en verdad quiera mucho y sea sorpresa. Tus amigos sólo te buscan para juntarse a comer asadito ¿o no? Y encima cada día están más castrados por las esposas…Y no te querés dar cuenta.

4- Dejar la tapa del inodoro levantada.

La mayoría de los hombres aún lo hacen. ¿Por qué tenemos qué enterarnos de que usaron el baño antes que nosotras? ¿Para qué nos sirve tener esa información? ¿Qué es lo que les pasa cuando la dejan arriba? ¿Acaso es lo hacen a propósito para que nos enojemos? Lo más asqueroso para nosotras es precisamente tener que hacer ese trabajo subsecuente: bajar la tapa, limpiarla si es que quedaron algunas gotas y en ocasiones, que son muchas, tirar el botón porque además ni eso pudieron hacer. Eso nos parece como volver a cambiar los pañales. Si quieren que alguien les limpie sus suciedades, creo que ni su mamá querrá hacerlo ya...

5- Dejar tus pelos pegados al jabón de manos.

No existe nada más asqueroso que eso. Es común que las mujeres usemos un jabón para manos, otro para cara y otro para cuerpo. Ustedes lo usan siempre para todo y con el mismo fin, se les cae y lo pasan por todos lados. Para los hombres es común que si se acaba el de la ducha, tomen el de manos y luego vuelvan a dejarlo donde estaba. Si uno ve semejante espectáculo cuando entra a lavarse las manos, jamás querrá hacerlo con ese jabón. Para algunas de nosotras es preferible irnos con las manos sucias que tener que agarrar ese jabón convertido en el Increíble Hulk por culpa de ustedes.

6- Perfumar el ambiente.

Todas aseguran que es de las peores cosas que los hombres pueden hacer frente a una mujer a la que ya le han tomado, digamos, demasiada confianza: los gases y los eructos. Claro, todos tenemos necesidades, pero parece que ustedes lo hacen como para ganar un concurso... del que siempre resultaran triunfadores. Y si nosotras queremos tener a un hombre campeón, créanme que nunca querríamos tener a uno que venciera en este tipo de competencias. “Dale amor, tirate uno que quiero ver como suenan”… Este, seguí participando.

7- Hacerte el “distraído” con la cuenta.

Aunque en este siglo XXI parezca que aún no existen modales de etiqueta, siempre es mal visto que si vos invitás a alguien sea esa persona quien pague su parte o peor aún que ella pague sola toda la cuenta. No seas ridículo y accedé a hacerlo por lo menos una vez en la vida. Así no vas a quedar como el codito, rata inmundo, que nunca paga nada o que todo lo quiere compartir. Tal vez, esa acción te saque unos mangos de la billetera, pero te hará ganar muchos puntos si de verdad querés algo serio. Y sino también pagá!!!

8- Cuando el futbol es tu otra novia.

Está bien tener un pasatiempo que te distraiga la mente, pero cuando se trata del diario, los 365 días del año, es nefasto. Si has dejado de hacer planes con tu chica por ver un partido, entonces estás entre los tipos no deseados por mujer alguna. Ella podrá compartir uno o dos, si le gustan, pero cambiar las actividades por ver a un grupo de hombres corriendo, que en la mayoría de los casos no son nada lindos –aunque hay bastantes lindos-, no es muy excitante. Si aún más, le pedís que cada domingo sea en tu casa, que la limpie y prepare una “picadita” porque tus amigos están por llegar, olvidate de ella para siempre.

9- Dejar la ropa tirada en el baño.

¿Acaso te pensás que tenés una sirvienta en casa? ¿Que tu mujer va a ir atrás recogiendo lo que el honorable caballero deje a su paso? No, querido. Esos tiempos ya están muy atrás. Lo mejor que podría hacer tu mujer es dejar todo ahí mismo donde lo dejás siempre para que cuando no tengas ropa limpia, entonces sí te quejes.

10- Dormir y roncar inmediatamente después de tener sexo.

Pueden hacernos creer que lo hicimos tremendamente bien, a tal grado, de que nuestro hombre duerme y ronca plácidamente a los 3 minutos de haber culminado el acto sexual. Pero eso chicos, nos habla de su falta de sensibilidad, de no querer seguir acariciando o jugando. ¿Acaso las mujeres somos su mejor somnífero? Si has hecho esto durante toda tu vida, y no querés quedarte solo, te conviene tomarte un cafecito bien cargado o un red bull antes, querido.

11- Amar a tu auto más que a tu novia.

Muchas mujeres no entendemos cómo puedes gastar tanto en tu auto y dedicarle más dinero y tiempo que a nosotras mismas. Muchas odian esa parte masculina y aunque no lo entienden, lidian con eso, sobre todo si lo que hacés es para impresionar a otras chicas o competir con tus amigos a ver quién tiene el mejor auto, la moto más nueva. Dios, son chiquitos.

12- No bailar o tener dos pies izquierdos.

Si a tu novia le gusta mucho bailar, empezá clases de baile porque no hay nada peor para una mujer alegre que le encante la música, que andar con alguien que no mueve ni un dedo.

13- Que le digas gorda y fea.

14-Que no le abras la puerta del auto o no le corras la silla.

Puede parecer del año del jopo, sí, pero muchas mujeres hoy en día, todavía esperamos esos detalles. A vos no te cuesta nada y sí dice mucho; ella va a estar chocha.

15- Evidenciar los errores de ella frente a tus amigos.

¿Qué pensarías acerca de que ella sacara a flote todas las cosas que odia de vos delante de la gente a la que querés impresionar? Aunque le faltarían días, meses para hacerlo, se los guarda y a veces te los dice con la idea de que suceda el milagro de que ya no los hagas. Por eso es más detestable un hombre chusma, que además de sacar a flote los errores de otros, lo haga con los de su chica, como a manera de queja. Ni pienses en decir delante de tu mamá lo mal que cocina ella, porque entonces sí le estarás declarando la guerra con ayuda de la mujer de quien más tendrá que cuidarse: su suegra.

16-Que empieces a comer antes que ella. O comas demasiado rápido.

Como habíamos dicho antes, las reglas del manual dicen que uno no puede empezar a comer hasta que el anfitrión de la casa a la que lo invitan a uno empiece, o por simple caballerosidad, hasta que ella pruebe bocado. Si tenés mucha hambre y no sos muy copado para seguir las reglas, seguramente te habrás atragantando con cuanto plato se te puso enfrente antes de siquiera percatarte de que ella estaba allí. Si eso pasó, es muy probable que ya no esté con vos o te invite a salir. Sí, aunque suene feo, te cambió por uno que sí tiene buenos modales.

17- Irte de joda con tus amigos todos los fines de semana.

Si osas salir alguna vez con tus amigos a un after office o a cualquier otra fiesta, alguna que otra vez: todo bien. Ahora, si vas un lunes, un miércoles y después le pegás seguidito viernes y sábado, tarde o temprano ella va a reaccionar. Y si no reacciona, ella también está haciendo la suya y guarda que ahí estás más en problemas eh. Yo que vos, lo pensaría dos veces.

18- Que hagas ruidos a la hora de comer.

Esos detestables ruidos son odiosos para cualquier mujer que comparta la comida con un hombre que come con la boca abierta, te muestra lo que come o se queda con comida entre los dientes. Nada más repugnante que eso. Ahora, si después no te quiere dar un beso hermano….

19- Tener mal aliento.

Cerciórate de tener buen aliento a la hora de salir con una mujer, comprate chicles o lávate los dientes 30 veces antes de salir. Pensá que el olor a fernet a las seis de la mañana es directamente proporcional al de un puma muerto. ¿Vos besarías a un puma muerto? Yo no.

20- Ser vago.

Si tu chica tiene mucha pila y vos sólo pensás en dormir y en descansar, en estar tirado en el sillón viendo televisión o levantarte los fines de semana hasta muy tarde, dejame decirte que ella saldrá corriendo con el primer hombre activo y vital que se encuentre.

21-¿El futuro? ¿Qué es eso?

Cuando las cosas van más en serio y la muchacha te pide que “hablen”, seguramente no será para contarte un chiste, sino para que definan qué quieren hacer juntos en el futuro. Futuro, futuro… palabra peligrosa. Entonces, parecerá que has sido atrapado por alguna extraña raza de OVNI que te dejó sin memoria, sin palabras ni gestos. Ella intentará sacar algún provecho de la charla, pero será imposible porque para entonces ya te habrás convertido en zombie que se trasladó al mundo del mago de Oz, se fue persiguiendo al conejo de Alicia, o en el peor de los casos se quedó a vivir en el país del Nunca Jamás.

En fín, chicos. Estos fueron algunos puntos que odiamos de ustedes y estaría bueno que los cambien, aunque lo dudo. Me voy porque me extendí mucho hoy y tengo que hacer la torta para mañana que voy a estar un año más cerca de la muerte. Jajaja.

Les mando un beso a todos, los quiero mucho y acuérdense: La que avisa, no traiciona.

Marta en el país de las Maravillas II



Antes de contarles los detalles del viajecito que me hice con mis amigas este fin de semana pasado y decirles de qué se trata este “País de las maravillas”, quiero hacer nuevamente una aclaración al público que me esté escuchando: chicos, estoy soltera. Sí, y no por eso tengo lepra, una enfermedad terminal ni mucho menos. No crean que el estar sin un macho estable, me convierte en rivotril dependiente, me crea trastornos psicológicos ni mucho menos. Estoy bien, muy bien. Y libre.

Ahora sí. A pedido del público más allegado, hoy voy a resumir varias sensaciones que tuve durante el fin de semana. Sí, esta batalla de géneros pareciera acrecentarse cada vez más, pero hoy no me interesa crear una disputa entre hombres y mujeres. Hoy, en cambio, prefiero hablar acerca de la rotunda diferencia entre dos tipos de hombres: los tipos y los hombres.

Este fin de semana me fui de viaje. Sí, tuve la oportunidad de irme lejos del paisaje serrano y poder disfrutar, junto con mis amigas, un poco de aire puro. Créanme que lo necesitaba. Nos fuimos por ahí, viajamos más de 8 horas insufribles pero valió la pena. Fue uno de esos viajes que una coordina después de años de no viajar juntas y que surgen –por casualidad- en medio de una crisis existencial porque alguna se peleó con el novio, la otra estaba harta de la misma rutina de siempre o porque sí, buen … de esos hablo. Nos fuimos, no importa dónde. Sí, voy a decir a dónde, a lo que me encantaría titular: "El país de las maravillas". Sin entrar en cuestiones geográficas, entiéndase la etiqueta de este monólogo como una metáfora.

Los ovarios que me acompañaron, junto con los míos, entraron a un mundo en donde, vaya uno a saber por qué, todos los hombres que lo habitaban eran como renacidos de épocas inciertas y desconocidas. Un "país", en donde los muchachos te dejan el asiento, te atienden como reinas y te invitan a bailar sin otra pretensión que la de mover sus caderas al ritmo de Gilda ¡Y cómo! Un lugar que, sin dudas, deja precedentes para volver, deja ese gusto dulce de un mate a media mañana y esas ganas de seguir creyendo que existen HOMBRES.

Un país en donde el 90 por ciento de los susodichos están enamorados de sus chicas, lo que te convierte en un poste de luz porque sos una de las únicas dos chicas solteras del lugar… pero no importa, porque eso hizo que corrobores que no todo es mierda en el mundo masculino, no todo lo que ves se desvanece después del primer encuentro sexual y, lo más importante, que existen hombres que respetan a las mujeres. Hombres que dicen sin avergonzarse: “quedate sentada amor, ¿Qué querés? Yo te lo traigo”. Ahhh! Escuché eso y te juro que no sabía si largarme a llorar, abrazar al flaco o decir mirando al cielo “gracias dios!!”.

Ya después de muchas horas de comer a morir, reirte y suplicar que nadie más te quiera presentar a un flaco X sólo por el hecho de no verte sola, te sentiste linda por más que nadie te miró y volviste a creer un poco en que existen hombres de verdad.

Volviste a tus pagos, pensando que no es tan cruel estar de novio. Y que no todos tuvieron que soportar a un flaco que no te pague ni la primera, ni la segunda ni la tercera salida, que no siempre es la mujer la que tiene que atender al hombre y mucho menos la que se tiene que poner en pose todo el tiempo para gustar, sino por el contrario. Un flaco enamorado, y creánme porque lo ví, te dice que estás linda con un rulero en la cabeza.

En mi caso, con este viaje, sin dudas, regué un poco este jardín que simulaba estar creciendo entre excremento de vaca, y se me vinieron a la mente todas aquellas oportunidades en las cuales, cualquiera de las mujeres, nos hemos conformado con semejante pelotudo que no sabía ni para qué lo tiene entre las patas. Tal vez, a medida que nos vamos formando como mujeres y los años pasan – “¿Se nota que se acerca mi cumpleaños?” - nos ponemos más exigentes. Pero a su vez, permitimos que ciertos individuos nos sumerjan en bosta, haciéndonos creer sólo por un instante, que "eso" es normal.

A ver, generalicemos por un instante y simulemos un país en donde podamos digitalizar algunas cuestiones. Hoy me centraría en algunos consejos para evitar conflictos en "El país de las maravillas". Una especie de manual no tan básico como los hombres en donde incluiría algunos tips para ellos. Sí, mis amores. Si tanto quieren ganar, voy a ayudarlos un poco. Hoy no se qué me pasa pero me apiado, debe ser la escapadita del fin de semana y las clases de yoga que empecé con María Belén que me están haciendo muy bien.

Manual básico para los hombres:

Consejo 1: Evitar el "mensaje de texto". Si realmente te interesa una mujer, ya sea para tener relaciones sexuales casuales, casarte o vivirla, llamala. No porque levantes el tubo te vas a quedar en bancarrota, vas a perder tu masculinidad o vas a quedar como el más ridículo. Por el contrario, por ahí lográs saciar tus necesidades.

Consejo 2: Si no bailás bien, andá a clases de danza. Importante en el hombre, no quedarse con la imagen de que por ser más masculino, tenés que estar con el vasito de cerveza toda la noche parado al lado de la barra cual viejo baboso de 50 años. No, no. Un hombre que mueve bien su pelvis, tiene fama de ser excelente amante en la cama.

Consejo 3: Invitá en la primera cita absolutamente "todo". Este comentario no es de rata, vale la aclaración, pero a las mujeres nos gusta que nos alaguen un poco. Después mitad y mitad, en este país, está todo bien.

Consejo 4: No digas "bonita", ni "gorda", ni "mi amor", ni ni ni. Esas cosas no nos atraen. Decinos MARTA.

Consejo 5: Si ya estás de novio, no pienses que te casaste. Evitá los eruptos, los gases extraídos por el ano y las puteadas por simplezas. A la cancha, vas con tus amigos los domingos. Sí, existe el fútbol en este país también, ponete contento.

Consejo 6: No medites tanto tu estrategia, si te gustó una mujer, hacéselo saber. Si esperás a que la mujer reaccione y reacciona, es medio putita.

Consejo 7: No nombres a tu ex, no compares a tu mujer con las modelos de la TV ni hagas comentarios como "gorda, ¿me parece a mí o estabas más flaca el verano anterior?". A partir de ese instante, tu miembro no va a ver la luz hasta la Tercera Guerra Mundial.

Consejo 8: En este país, procurá no estar acomplejado por el tamaño de tu "amigo" y hacer una previa de 5 h porque, para tu información, nunca va a ser la primera vez que nos pasa y te vamos a "sacar la ficha" antes de que hagas nada. Por el contrario, comprate una bomba de aire o procurá tener a un striper de amigo, seguro que te pasa la posta.

Consejo 9: Si no entendiste alguno de estos consejos y pretendés que me extienda, seguí creyendo que Racing va a salir campeón algún día o que el Bambino va a cocer ese famoso toldo para que sea de noche toda la vida y tu felinidad se expanda las 24 h.

Me cansé de dirigirme a los hombres. Martas ... ¡Qué lindo que es el país de la maravillas! ¿Sacamos pasajes? ¡Yo invito!

Hasta el próximo miércoles gente, acá en Dios las Cría. Y acuérdense: la que avisa, no traiciona.