miércoles, 22 de junio de 2011

El síndrome de la abstinencia sexual en una mujer


¿Cómo manejamos las mujeres la abstinencia sexual? ¿Cómo nos damos cuenta que entramos en las garras del Síndrome de la abstinencia masculina?

Antes de arrancar les quiero mandar un beso gigante a las chicas de “Francesca te banco”, somos 197 miembros: 190 mujeres y 7 hombres que ya se declararon gays, pero no importa. Estoy feliz. Están llenando de mensajes el muro, les leo uno que me conmovió: “Franchu te amo, ojalá fueras torta”. Bueno… te agradezco mucho pero lamentablemente me siguen gustando los machos… Te tengo en cuenta igual…
Y otro divino que decía así: “Franchu dejate crecer los pelos y desnúdate en la plaza para luchar por nuestros derechos a la no depilación. Freedoom”. Divina, quedate tranqui que si sigo así lo voy a terminar haciendo. Unas amorosas todas.

Ahora sí, pasemos al tema de hoy. Muchas veces, se dice que una mujer que no tiene sexo durante un período considerable de tiempo puede llegar a convertirse en un ser histérico y fastidioso. Y es verdad. También es verdad que a toda mujer se la suele tildar de malhumorada cada vez que se encuentra en una etapa de abstinencia sexual.

Para ejemplificar un poco la cuestión y que se empiecen a sentir más cómodas, les quiero contar lo que respondieron varias chicas en un video que encontré en youtube que me pareció interesante. La consigna era completar la frase “Cuando no tengo sexo por mucho tiempo…” lalala, a lo cual se dispararon muchas respuestas, entre ellas: “Me pongo de mal humor, siento que me falta algo”, “¡Qué cosa fea es estar mucho tiempo sin sexo!”, “No me pasa nada, para mí es lo mismo”, “me agarra un ataque, no se puede vivir sin sexo”, “estoy desesperada”, y la última que me encantó: “Nada, voy, abro la heladera, leo un libro que no me gusta, por algún lado canalizo la furia”.

Por mi parte, me animé a preguntarles a muchas mujeres con las cuales interactúo diariamente qué les pasaba cuando escuchaban este tema, o mejor dicho esta palabra, “abstinencia”, y me resumieron todo en una frase que no puedo repetir porque me sacarían del aire. Pero terminaba con “aja y agua…”. Fuerte.

La realidad es que a las mujeres se nos nota cuando hace mucho tiempo que no le vemos la cara a Dios, es cierto, y es ahí cuando empiezan a aparecer algunos tips comunes de lo que denominé el “Síndrome de la abstinencia sexual en la mujer”. Así que si te sentís identificada con alguno o todos de los “síntomas” que voy a nombrar a continuación, estaría bueno que empieces a considerar la idea de llamar a un mejor amigo, ex novio o conseguirte un nuevo festejante pronto. (Si es que no podés sobrellevar la situación), lo aclaro porque en la mujer –a diferencia del hombre- nos cuesta menos la falta de sexo. No es que nos sea indistinto pero en general las mujeres que conozco pueden concentrar sus energías en otras cosas y logran no pensar tanto en lo sexual.

Aclaro también que no es mi caso, de hecho, anoche soñé que chapaba con Mauricio Macri disfrazado de Freedie Mercury y me desperté bastante hot. Lo tengo que reconocer.

Bueno, vayamos a los tips de los que les hablé:

Falta de sueño: De repente dejás de dormir, te levantás más temprano. Y si dormís, tenés sueños “raros”. A ver, como el que conté recién, o muchos otros que no puedo contar por el horario… Pero ustedes ya saben a cuáles me refiero. Entonces, ¿Qué hacés? Llamás a tus amigas, te ponés a ver una película, das vuelta por la casa, estás todo el tiempo inquieta.

Te dan ganas de arrancar algún deporte: sí, es obvio. Necesitás quemar calorías, gastar esa energía acumulada de la falta de actividad física y ahí les rompés un poquito a tus amigas de ir a correr, caminar, cabalgar, todo lo que implique no pensar en sexo, sexo y más sexo. Ese que no tenés.

Te ponés más molesta que de costumbre: todo te molesta, que tu mamá te hable, tu papá te diga “¿Qué pasa que nos venís a visitar más seguido?”. Ni hablar si ese jean que antes te entraba, ahora te queda un poquito más apretado. Todos te parecen unos boludos histéricos, sentís que nadie te entiende.

Estás más agresiva: sí, nos ponemos un poquito, sólo un poquito, más agresivas. Si salís del gimnasio toda chivada y un linyera te tira: ¡Andá a lavarte el pelo sucia!, te sacás y sos capaz de cagarlo a trompadas. O cuando te levantás de mal humor de la siesta y te hablan, le terminás diciendo: “¿Por qué no te comprás una vida en vez de romperme las bolas a mí?”. Todo te fastidia.

Amás el cine, ese que pasan por la TV: te quedás colgada mirando “Querida, encojí a los niños” o “La historia sin fin”, películas que ni a palos las verías de nuevo si estuvieras ocupada teniendo encuentros sexuales, casuales o no. O renace en vos el amor por los dibujitos animados, te clavás una maratón con tus sobrinos de “Ben 10”, “Himan” y “Frutillitas”. ¿Se seguirán dando por televisión esos dibujitos? Sí, ¿No?.

Hablás de temas que no te importan, sólo para distraer tu mente: cuando una tiene una vida sexual activa, es normal que viva hablando de sexo. De posiciones, roles, ganas, no ganas, medidas, cantidades, etc, etc. Ahora, cuando sabés que lo único que está a tu alcance es “hablar” de eso sin poder llevarlo a la práctica, empezás a hablar del último capítulo de la novela, del anuncio de la reelección de la presidenta, de viajes, ropa, moda. Todo es una linda excusa para enfocar tu mente en otras cosas.

Pensás en todas las veces que él te pedía hacerlo y tuviste el tupé de decir que “no”: Pensás, qué nava pude ser. Ahora, mataría por un rapidito… algo. Y nada, no tenés nada. Y ya, en algunos casos extremos, ni te acordás si te negabas, cómo la tenía, cómo era eso de tener relaciones… Triste.

Tenés hambre todo el santo día: te agarra un hambre voraz a la mañana, a la tarde y ni hablar a la noche. El conocido bajón. Y ahí lo podemos asociar con la televisión. ¿Quién no se llevó a la cama un paquete de papas fritas y hasta no terminárselo no paró? Ni hablar de las cenas con tus amigas solteras y también en estado de abstinencia, pasaron de la ensaladita a la pizza completa, empanadas, papas fritas, no sólo los fines de semana sino todos los días.

Odiás a las que están viviendo una buena racha sexual: te agarra como una especie de envidia insana por todas las que, en las reuniones, saltan diciendo: “no sabés la maratón que tuvimos ayer con mi chico”. Por dentro pensás: “Zorra, nunca tuviste buen sexo y ahora que sólo veo pitos de colores en mi imaginación sos la protagonista de una triple X?”. Y no sólo te pasa con tus amigas, en la calle, con las parejitas felices o esas que se chapan en público. Las odiás, hasta te dan asco.

Relacionás todo con el sexo, tu sentido del humor pasa por ahí: Todos los chistes que hacés tienen doble sentido. Si un músico te dice “el otro día toqué el saxo”, a vos te suena a “sexo”. Todo lo que tus ojos o tus oídos llegan a ver o escuchar nace del sexo. Tiran un comentario de política y vos saltás con las ganas de estar con alguien o que te abracen…

Tu criterio de atracción cambia: Antes te permitías decir “mmm, no este no me gusta, o este no es mi estilo, o ni loca estaría con el otro”. Pero cuando caés en las redes del síndrome de abstinencia sexual pareciera como que a todos les ves algo lindo. “Es narigón pero ayer me empezaron a gustar los narigones porque la deben tener enorme”, “Es demasiado alto pero la debe tener enorme”, todos pasaron a ser posibles candidatos para encabezar la lista de tus víctimas sexuales”.

Y en los casos graves: empezás a meditar la idea de alquilar una porno o comprarte un juguete sexual, o te preguntás preocupada: "¿Seguirá viva?" Buen, y así podríamos seguir hasta mañana.

En conclusión, cuando a una mujer le falta el sexo vuelve a su estado normal. Volvemos a la histeria y la neurosis. Igualmente, quiero dejar en claro que seguimos teniendo el poder y que si realmente estás necesitada, siempre vas a encontrar algún chiquito piola que te de una mano en el tema. Y acá me acuerdo de una frase que me tiró una conocida, y que a mi criterio tiene razón: “Es preferible no tener sexo que estar mal atendida”. Pero eso lo vamos a dejar para otro monólogo.

Gente, ha sido un placer. Hoy me voy a despedir con una frase que viene a colasión y dice así: “no te preocupes chicuela que a falta de sexo tenés a Manuela”.

Besos y acuérdense: “La que avisa, no traiciona”.

6 comentarios:

Diana dijo...

Maldita sea!!! tengo TODOS los síntomas, no se si reírme o echarme a llorar.

Unknown dijo...

Tengo abstinencia sexual forzada.
Estoy casada y mi marido y yo vivimos como si fuéramos hermanos.
Llevo 6 años sin tocar un pene.
Es muy triste.soy incapaz de ser infiel a mi marido.
Sufro horrores.
Saludos a todas.

Anónimo dijo...

Con el sexo ocurre como con todo lo demás en la vida: nos damos cuenta de lo valioso que es cuando nos falta.
Un post delicioso.

Unknown dijo...

Hola tengo 20 años , tuve mi primera relación sexual a los 18 pero de hay pasaron 6 meses sin nada , cuando volví a tener relaciones me sentí culpable y sucia , me he criado en un ambiente moralista y no puedo conversar libremente de lo que siento . Han pasado dos meses sin nada , no siento asco hacia mi pero tengo muchos síntomas el más fuente es de relacionar todo con el sexo , siempre pienso en un hombre que conocí , es el chófer del bus , tiene unos 30 años mas o menos y tengo muchas ganas de cojer con el pero mi moralismo mal infundado no me lo permite .
necesito un consejo X favor

Anónimo dijo...

Heyyyy 6 años?? Imagino que eso ya mejoró. Sino, qué hacés todavía con él???

Anónimo dijo...

Qué hiciste al final?