miércoles, 17 de agosto de 2011

Campaña contra el reloj biológico


Buenas noches a todos. Antes de empezar con el tema de hoy, como siempre, quiero comentar varias cosas. Primero, quiero decir públicamente –y aprovecho hoy que nos están escuchando muchas más personas que el miércoles pasado- que estoy indignada con la platea femenina y con todos los forros que se hacen los fanáticos y especialistas del fútbol sólo cuando un equipo está en crisis. La última semana, abrí el FB y no paraban de cambiarse la foto de perfil, poner bardeadas de quinto grado hacia los gallinas o simplemente un River con B. A ver… todo bien que estemos y pertenezcamos a un país con una cultura futbolística bastante desarrollada pero me revienta que sólo en estos casos la gente llore, critique, se ría, exija cagar a trompadas a los jugadores –los mismos que cuando meten goles son unos ídolos-.

Es que el argentino es así. Por ejemplo, en política –mientras la economía mundial o nacional no repercuta en tu bolsillo está todo bien, ahora si la inflación llegó a tu heladera, estás viviendo en un país de mierda y exigís que el Ministro de Economía presente su renuncia. No, somos básicos y me saca. Lo mismo pasa con los hombres con las mujeres, mientras tu mujer te atiende bien, te cocina, te lava la ropa, no la querés ni tocar… se convirtió más en un “clásico” que en otra cosa. Ahora, cuando te empieza a descuidar o su rendimiento en la cancha no es tan bueno, le exigís y le exigís. Hasta te preguntás, “¿No me habrá mandado a la B y tendrá algún suplente en vista?” Y flaco, te hubieras dado cuenta antes de que termine el campeonato o que fueras al “descenso”. Lo que pasa es que a los hombres les cuesta leer entre líneas y después, cuando la derrota llega, no entienden por qué pasó, qué fue lo que los llevó a que un equipo de primera –porque siempre se creen que están jugando en primera- pase a la B. A la B de “boludo”.

Lo que sí hay que reconocer es que el domingo era un día espectacular para las que están de novias con un flaco de River aprovechen y los consuelen. O si sos hombre y estabas deprimido, aprovechar para no hacer nada. “Amor ayudame a poner la mesa”, y el te dice: “No gorda, disculpá pero no estoy de ánimo”. “Amor me ayudás a hacer la cama?”, y el te dice: “No mi amor, te juro que no tengo ni fuerzas para ponerme el pijama”. Es buena esa…
Igual reconozco que me importa poco y nada el fútbol, les digo que me influyó más lo que me cagué de frío cuando salí a la calle, que escuchar a mi viejo –bostero y cordobés- al borde del infarto gritar una de sus últimas alegrías. “River se va a la B”.

¿Ustedes vieron el frío ojetudo que hizo? Habré salido dos o tres veces a la calle en todo el fin de semana y les juro que en un momento no sabía si había viajado a Alaska con la máquina del tiempo de “Volver al Futuro” o me había metido en la cámara frigorífica de un amigo… No me sentía ni las gomas, igual no es que me las ande tocando en la vía pública pero mi cuerpo no me respondía.
Y ahora, voy a tirar el típico comentario de vieja, yo no puedo entender que con cuatro grados bajo cero las pendejas salgan con campera de jean. Obvio que nosotras también lo hacíamos pero te juro que ahora, sufriendo lo que sufro el frío, no me entra en la cabeza cómo podíamos soportar tanto frío… Ahora, para dormirme “bien”, tengo que ponerme sí o sí pijama súper abrigado, obvio de pantalón largo, asegurarme de que el calefactor esté bien prendido, secarme el pelo y lo más importante y que NUNCA puede faltar, por lo menos hasta septiembre es… hacerme la bolsa de agua caliente. ¿Ustedes no se la hacen? La fórmula es: a falta de macho, bolsa de agua caliente.

Bueno, ahora sí. Vayamos al tema que nos aqueja hoy. Y les voy a contar por qué decidí hablar de esto, “del reloj biológico”. Resulta que el otro día, después de uno de esos sueños raros que tenemos las mujeres, me desperté, hice pis y me volví a acostar (vieron que a esta edad ya te empezás a levantar para ir al baño y cada vez que lo hacés te acordás de tu abuela cuando te prendía la luz de chiquita las 4 o 5 veces que iba). Buen, en una de esas, me volví a dormir y no saben lo que soñé… Soñé que juntaba a 50 amigas y les decía en casa, tomando una birrita: “Chicas, es hora de que hagamos una revolución feminista y salgamos a la calle con pancartas que digan: Matemos el prejuicio de que si tenés 30 y estás soltera… Estás enferma o te gustan las minas”. A ver si entienden que no a todos nos llega el amor entre los 15 y los 25, ok? No todos conocemos a un flaco “copado” a tiempo, por el contrario estamos tan descreídas del amor que no concebimos nuestras vidas al lado de un “príncipe celeste” aunque sea. Y convengamos también que tampoco está fácil el mercado hoy en día… no es que vas a un local y podés pedir: “Hola ando buscando un novio bueno, inteligente y con plata. ¿Tenés?”. Clarrrrooo, si fuera tan fácil no estaríamos solas muchachos.
Y después de ese sueño, me levanté y escuché en mi cabeza a varias mujeres que decían: “¿Estaré obligada a no tener hijos? ¿Habrá manera de parar el reloj biológico o tendré que recurrir a la ciencia y congelar mis óvulos?” Y me preocupé. De hecho me puse a reflexionar qué queremos decir las mujeres cuando decimos “reloj biológico”. ¿Existe? ¿Dónde se compra? ¿Es a pilas o a cuerda? ¿Tendrá fecha de vencimiento? ¿Tendrá alarma y nos avisará cuando estemos a cuatro meses de la menopausia?” Difícil. ¿Estaremos las mujeres condenadas a ser madres? ¿Por qué? ¿Es una obligación dar la teta, no dormir de corrido varios meses, engordar 15 kilos y después pagar fortunas para volver al peso de antes?

Me acuerdo de chica, las mujeres siempre jugamos a ser mamás. Como que es una clásica tener una muñeca bebé y hacer que la dormimos, le damos de comer, le hablamos. Crecemos con esa idea nefasta que nos inculcaron, esa idea de que la mujer nació y está en el mundo sólo para procrear, ser mamá y dar la teta. Cuando vas creciendo, ya de adolescente, tenés una especie de plan armado en tu cabeza: “estudio, termino la secundaria, empiezo una carrera universitaria, seguro que conozco al amor de mi vida, me pongo de novia, me recibo, viajo, me voy a vivir con él o nos casamos, ahí aparecen los hijos, sí voy a tener 4, una linda casa con patio, un perro y una pileta grande para que los nenes y el huevón de mi marido puedan jugar”.
Pero a medida que pasan los años y ya pasaste los 25, ese plan perfecto que tenías comienza como a desmoronarse, no? Estás pisando los 30 y no conociste al amor de tu vida, en tu carrera todavía te falta crecer mucho, no ganás tanta plata como para irte a vivir sola y darte tus gustos, y obviamente no te llegó el llamado de la maternidad. Y empezás a pensar, a diferencia de antes, de manera regresiva, no? Y ahí viene la pregunta. “¿Cuánto tiempo me queda para ser mamá?”
En mi caso, les puedo asegurar que no me interesa en absoluto. No me interesa guiarme por un reloj de mierda que te muestra el tiempo de manera regresiva. A ver, no me interesa pensar “Cuántos años fértiles me quedan”. O para las que están de novias, es una paja que te pregunten tus familiares o amigos en cada juntada: “¿Y? ¿Para cuándo un bebé?”, a ver vos… “¿Y? ¿Para cuándo comprarse una vida?”.
Si bien hay muchas mujeres les da miedo llegar a los 30 y estar sola, les puedo asegurar que es mejor que llegar a los 30, con 3 críos, de 3 flacos distintos. O que se ponen a priorizar tener hijos y después se preguntan: “¿Pero con quién?”, y ahí se acuerdan de todos los pelotudos que pasaron por su cama y no dejaron ni un “evatest” aunque sea.
Tampoco vas a tener un novio tipo “cartera de vieja”, con el que estás por si las dudas. Vieron que las viejas ponen todo en la cartera por si las dudas. Ese novio pasaría a ser tu mochila que llevás por si las dudas te dan ganas de pelear con alguien, por si las dudas te dan ganas de extrañar a alguien o por si las dudas te dan ganas de ser mamá y ya tenés con quién.
En mi grupo de amigas este “reloj biológico” empezó a notarse hará cuestión de 2 años. Empezaron las que menos te imaginabas que iban a ser mamás, aquellas que se emborrachaban a morir o que nunca habían tenido novio y en una de esas conocieron a alguien y pum. Quedaron preniadas. Fue una sorpresa enorme … y desde mi lado de amiga me alegré, sí, pero por el otro pensaba: “No seremos demasiado chicas para ser mamás?” Me reúso a eso, por lo menos yo.
Y relacionado a esto concuerdo con un sketch que ví en youtube que es genial donde Santa Ana Muriel, la de “Cita a ciegas” dice: “No voy a dar muchas precisiones pero estoy cerca de los 40, puede ser un poquito para arriba, un poquito para abajo”, ja! Me encanta porque me quedan casi 10 años para seguir haciéndome la puta –que les confieso que cada vez me cuesta más-.
Y contaba que en un momento sus amigas le habían contado que “recibieron el llamado de la maternidad”, a lo cual ella reconocía que no sabía si estaba de viaje en ese momento o tenía el teléfono roto pero a ella no la llamó. A ver… convengamos que ser mamá hoy en día, y vuelvo a mis amigas que son los casos más cercanos, es “renunciar” a tu vida. ¿Quién quiere renunciar a su vida? Ya no te podés ir de vacaciones, no podés salir o juntarte con tus amigas porque la beba empieza a llorar y tenés que irte volando. O no podés dejar tus tetas en el anonimato, de un día para el otro tus gomas pasaron a ser las dos tetas más conocidas del planeta. Odio que en cualquier reunión, como si nada, pelen las gomas y vos con cara de pocker tenés que seguir dándole charla como si nada pasara. Me parece desagradable chicas, disculpen.
Olvidate también del buen sexo que tenías antes, va.. por lo menos por un tiempo. ¿Vieron lo de la cuarentena? … Buen, no entiendo mucho que digamos, tampoco me preocupé mucho en ahondar en el tema pero como que el deseo sexual se te va de viaje sin avisar… Y encima,, tu marido novio o pareja, como sabe que no podés se te pone re hincha bolas con unas ganas de montarte encima que no da más… Qué fiaca tener que llamar a la sexualidad de nuevo, y como que se te ocupado… Encima que tu marido está on fire la beba o el bebé no te deja dormir, hace tres días que no te caga o te vomita justo ese vestido que te salió mil mangos. Nooo, chicas. Disculpen pero si de eso se trata la “urgencia” del reloj biológico… Yo paso.
Sí es verdad que si estás cerca de los 40… bueno. Ese reloj biológico está por caducar. Esta mina del video decía que su ginecólogo le contó que los óvulos de buena calidad se producen hasta los 35. ¿Cómo no quieren que nos pongamos histéricas? Y se ponía a pensar: “Es decir que a toda esa manga de boludos que conocí en estos años y a esas relaciones de mierda que no llegaron a nada yo les dí mis mejores óvulos?”. Es verdad eh.
Bueno gente, la verdad es que de este tema lo único que puedo concluir es que por el momento me cago en el reloj biológico y prefiero disfrutar de mis sobrinos y mis ahijados, o los hijos de mis amigas que son taaaaaaaan divinos y a quienes veo 3 o 3.30 cada quince días. Los hijos llegan cuando tienen que llegar. Basta de presionar a las mujeres preguntándoles todo el tiempo “Y? Vos para cuándo?”A mí, por ahora me gusta más sentirme libre pero nunca se sabe, quién les dice… en unos meses vengo con la cocina llena de humo… jaja nunca se sabe. Igual empecemos esta campaña en contra de este reloj biológico, vivamos, disfrutemos chicas que la vida es corta, al igual que algunos pitos que conocieron.
Hoy me voy a despedir con una frase de Maitena, muy copada que dice así. “Hay varias cosas que no te deja hacer un bebé... Comer, (te llaman a comer y tus posibles respuestas son: 'Ya voy, ya voy, lo cambio, lo baño, le doy de comer, lo acuesto y voy, igual no importa porque me comi la polenta que le sobró al gordo)”.
Un beso gente y acuérdense: “La que avisa, no traiciona”.

No hay comentarios: