martes, 26 de abril de 2011

¿Qué lugar ocupa el amor en la vida de una mujer?


Hoy vamos a hablar de las mujeres cuando caemos en ese estado horrible, tortuoso, molesto y hasta muchas veces patético que es el enamoramiento. No sé si todas las que me están escuchando se van a sentir identificadas con lo que voy a decir pero sé que más de una, seguro.
Para empezar, pido que hagamos todas, las que estamos acá en la radio y vos que estás en tu casa escuchando, un ejercicio de introspección, que viajemos en el tiempo y nos vayamos directamente al primer amor. Ese que nos volvió locas, nos trasladó a un mundo color de rosa y al que creíamos para toda la vida. Supongamos que volvemos a los 15 o, a los 20 en el caso de las que tardamos más en encontrarnos con un hombre que creíamos que valía la pena. Si nos trasladamos a los 15, seguro llegamos a esa época tediosa que te deja marcada para toda la vida. Esos tiempos en los que tus viejos te encajaron los brakets porque tenías los dientes chuecos y saliste en todas las fotos de fin de año como sonriéndote de costado, o usabas esos jeans elastizados hasta la cintura que eran horribles pero a vos te parecían geniales. O te ponías doble remera para que tu chico no notara que ya habías empezado a usar corpiño hace 2 años aunque tenías dos copitos que simulaban ser, en un futuro, unas terribles gomas que después no crecieron. En fin, todas pasamos por eso. Y por el primer amor también.
En aquel entonces, si te gustaba un chico de tu colegio…era lo mejor. Te levantabas todos los días y te peinabas distinto…no digo maquillabas porque las de mi edad no nos maquillábamos para ir al colegio – si tenías un grano, te jodías como la mejor- ni nos poníamos una pollerita que por poco se te ve el culo…sí la acortábamos, no vamos a mentir, pero tampoco como hoy que no sabés si las chiquitas van al colegio o a la matiné de las 7 de la mañana. Ya me salió el comentario de vieja y me sigo yendo de tema. Volvamos. El chiquito que te gustaba estaba ahí. Ponele que te buscaba en los recreos, te pedía los apuntes y vos se los dabas como una boluda pensando que te quería, pero sólo quería abusarse de lo traga que eras.
En mi caso, me gustaba uno que no me daba ni cinco de pelota. No era de las más lindas igual eh… después la fui remando con el tiempo pero en la época de los 15 no me la jugaba como winner ni en pedo. Es más, veo fotos de esos años y me las quiero cortar.
En fin, te fuiste enamorando cada vez más…Escribías su nombre en todos los cuadernos, carpetas, cartucheras, hasta posters… su nombre estaba por todos lados como una propaganda de Coca Cola de los años 80. Era ese hombre perfecto que querías que te acompañara por el resto de tu vida.
Finalmente, después de varios asaltos en la casa de tu amiga -para los que no saben lo que en aquella época llamábamos asalto pregúntenle a una hermana o una tía- un día en el colegio te pide que seas su novia. Vos chocha perooo, entre que te robó tu primer beso o tu primera relación sexual- la relación duró 4 meses. Y terminaste llorando por 1 año y medio. Es más, al poco tiempo conociste a otro chico, te pusiste de novia para que el otro te viera pero tampoco volvió. Digamos que ese fue el antecedente de lo que son los hombres, no? Y lo que somos las mujeres.
Ya con unos añitos más acuesta, pongámosle a los 20, estabas más canchera. Algunas nos fuimos a Capital Federal a hacernos las que estudiábamos y buen, las que estuvieron en la gran city sabrán lo que son esas épocas no? Más si venís de una ciudad del interior. Todo te parece nuevo, divertido, raro… Comés en Mc Donalds todos los días como si se fuera a fundir la próxima semana…
Conocés chicos nuevos en la facu, en los boliches, en la calle. En aquellos años, las cosas cambiaron…. Ya no eras la misma boludita que a los 15, si bien te habían quedado secuelas, ya empezabas a ver con más claridad el panorama… Mientras tanto, ellos te encontraban más atractiva o más viva. Ya empezaste a salir al boliche y te creías un poco más diosa. Los empezaste a usar un poco y ellos también te usaron. Llegó la era tecnológica y arrancaron con los mensajes de textos cobardes.
En una de esas, ya en el 2004 para ser más exactos, te llegó otro amor. Lindo eh. Te enamoraste de nuevo. El mundo volvió a ser color de rosa. Vieron? Las mujeres tenemos esa capacidad innata de reinventarnos una y otra vez. Lloramos por el amor pero al rato aparece otro y nos enamoramos de nuevo. Y volvemos a llorar y así. El chico nuevo te encantaba. Salieron una y otra vez. Se pusieron de novios, conociste a sus viejos, al tercer mes ya estaban programando casarse… Sí, esas estupideces que uno imagina cuando está en ese estado de perturbación.
Y es ahí cuando te volvés estúpida de nuevo, no? No podés controlar lo que hacés, estás más impulsiva que nunca, te transpiran las manos, te sentís más linda, querés verlo todo el tiempo. No importa si tiene fútbol, sos capaz de ir a verlo y hacerle de porrista. No importa si tiene turno al médico, ese que le sacaste vos porque él te lo pidió, vos lo acompañás con los ojos cerrados. No importa si te dijo que está cansado, vas a su casa súper dispuesta a malcriarlo. No importa si salieron y no tiene plata, vos llevaste por las dudas así que terminás pagando vos, seguro que él paga la siguiente. Menos te va a importar que no quiera todavía presentarte a su familia, seguro que se siente presionado porque es la primera vez que se enamora de alguien y quiere cuidar la relación. Y mucho menos va a importar si no te llama o nunca le llegó el choclo de mail que le mandaste para decirle lo mucho que lo extrañás, seguro que se quedó sin internet o justo ese día Hotmail no andaba bien.

Cuando estás sola, lo extrañás todo el tiempo. Te dan ganas de escribirle un mensaje de texto cada cinco minutos, como muuuucho. Para nada, decirle “Cómo andás? Estaba poniendo la ropa en el lavarropas y me acordé de vos”, la más ridícula. Pasás por su casa diez veces al día, de casualidad eh. No vaya a creer que estás tan al pedo como para pasearte para verlo a él. Reeleés los mensajes que te mandó, esos que tenés guardados hace un mes.
Al cabo de cinco o seis meses, ponele, empiezan las discusiones tontas. “No me llamaste” “Volviste a dejarme plantada” “Ya no vamos a lo de tus viejos”. O él que te dice “Si te llamo cinco veces es porque desconfío, ahora si no te llamo no te doy bola” “No quise ir a lo de tus viejos porque estaba cansado, podés entenderlo? No me dejaste ir a jugar al fútbol con mis amigos y ahora querés ir a bailar con tus amigas?” Entre discusión y discusión, un día te dice: “no se lo que me pasa”. Silencio. Y vos le decís: “Con qué amor? Estás mal con el trabajo?” Y te responde: “No, con nosotros”. Duriiiiiiiiiiiiiiiiiisimo!
Y por esas casualidades de la vida, ese flaco que tanto te amaba, se esfuma. Y ahí caes de nuevo en un mundo de mierda, seguís llorando por las películas románticas pero cada vez más, si tenés veinte tantos salís a emborracharte con tus amigas, y cada vez que lo hacés lo querés llamar pero no te animás. Todo pero absolutamente TODO te hace acordar a él. Leés y releés las cartas que se escribieron, los mails que se mandaron… hasta tenés mensajes de texto guardados para leerlos antes de irte a dormir. ¡Qué estúpida! Lo querés llamar de nuevo, escribirle un choclo de mail, poniéndole que lo amás, lo extrañás y que querés que vuelva y una sarta de estupideces más, pero sabés que vas a quedar como la más goma. “Qué hago? Lo llamo para decirle que se olvidó el cargador del celular o le digo que lo extraño y se va todo a la mierda?”
A ver, sé que no tenés lucides en ese momento así que te voy a ayudar un poquito… “el flaco ya no te quería, no era distinto, ni había salido de un cuento de hadas, ni mucho menos. El ya estaba de novio con otra mina y vos seguías enroscada. Y en estos casos, seguramente vos que estás escuchando del otro lado y que ya estás en un estado “normal”, tenés que pararte frente a todas esas experiencias y reflexionar sobre los machos que conociste, en los que conocieron tus amigas y en todos aquellos que quedaron en el tintero por su pequeña capacidad de resolución de situaciones simples.
Y aquí viene el consejo, la tarea para el hogar, el aporte que tal vez sirva para transmitirles, de alguna manera, la conclusión a la que hemos llegado con mis amigas: en vez de putearlos, tenerles bronca, decir que nos jodieron la vida, que tienen su miembro corto, que no saben si seguir viviendo con su mamá o comprarse un carting, que no era buen amante o, en el peor de los casos, que sospechaban que era gay; lo mejor y lo más realista es pensar y decirnos todas al unísono: "es un pobre tipo". A ver, repitamos todas juntas: "es un pooooooobre tipo". Porque no puede con su razonamiento retrógrado, no puede con su papel de macho todo poderoso y menos puede enfrentar a una mujer que lo da vuelta como una media y lo enrosca sin querer enroscarlo.
Al tiempo, ya cuando estás curada, recuperás la energía, salís todos los fines de semana con tus amigas, te tomás hasta el agua de los floreros y en una de esas, te cruzás a otro. Estás nuevamente en el estado de mujer en celo.
Te olvidaste completamente de él. Bien ahí. Cambiaste de boliche, de grupo de amigos, conociste gente nueva, viajaste… Y empezaste a tenerles como cierto rechazo a los hombres… No al extremo de volverte torta pero sí, al de ser MOY desconfiada. Y ahí, mujeres y hombres que están escuchando, llegamos a los 30 no?
Ya un poquito más lúcidas. En la etapa normal. Con muchos anticuerpos de desamores que nunca fueron amores, sino hombres a los cuales idealizaste porque sos una Susanita empedernida y ellos unos pobres tipos, no?
Ya no te ponés a pensar el por qué de su desaparición, o la falta de contestación a tu mail… No te preocupa si no te llama al otro día porque al fin y al cabo, ya aprendiste con qué huelles harás.
Ya no están más los amores ni los llantos dando vueltas, pero sí pelotudos que quieren seguir jodiéndote la vida. Pero todo depende de vos, de tu madurez, de tu claridad para ver las cosas y saber discernir entre lo bueno y lo malo, lo que te conviene y lo que no. Te encontrás con tipos divorciados o que quieren divorciarse porque apareciste vos en sus vidas, te encontrás con el boludo de treinta y pico que sigue viviendo con sus viejos para comprarse el último modelo de la moto de onda, con el típico chamullero que a pesar del transcurso de los años te promete cielo y tierra para dejarte debajo de sus sábanas. Y es ahí cuando te sentís bien no? Cuando decidís vos si querés pasarla bien o no, cuando pensás lo bueno que te deparará la vida y lo mucho que te falta por vivir sola. Y bien.
Es la edad justa para darnos cuenta que los hombres ya no son ESE ser vital para nuestra existencia, esa cosa que nos deja tiradas llorando o nos preocupa, sino un HOMBRE. Te preocupa más tu vida personal, tus amigas, tu economía, tu familia, cómo malcriar más a tus sobrinos o cómo no escuchar tanto a tus amigas primerizas… Y si por esas cosas de la vida se te cruza un masculino, lo mirás y le decís: “¿A qué te dedicás? Ahh, no estudiás… Qué lindo…! Y te das media vuelta.
Bueno, hoy me extendí demasiado… pero creo que les dejé una lección no? Las mujeres enamoradas nos ponemos estúpidas pero gracias a dios somos bastantes las que ya nos hemos recuperado.
La frase del día nos la mandó Sole, una amiga divina que tengo, y dice así: “si te gusta el durazno, báncate la peluza”. Hasta el próximo miércoles gente, espero no haberlos aburrido… y acuérdense: “la que avisa, no traiciona”.

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