lunes, 2 de marzo de 2009

Dos duplex, quince mujeres


"En vez de gastar plata para mi cumple, pago la estadía allá y nos cagamos de risa todas, ¿qué te parece?". Y así fue. Lo pedís, lo tenés.

Sí, nos fuimos a Gualeguaychú ni 2, ni 3, ni 4 mujeres... ¡éramos 15!


Todos sabemos lo que es esta ciudad entrerriana en esta época, no hay una persona que no haya escuchado acerca del "Carnaval del país". No solo por sus carrozas, su corsódromo y sus comparsas; sino por lo que realmente importa a la hora de emprender un viaje de "mujeres", SÍ: la joda.

En mi caso particular, salí del trabajo y me dirigí en tren a retiro, llegué chivada cual testigo en juicio y no podía creer con lo que me encontré: 20 FlechaBus anunciando que partían para Guale. Después de 1 hora de retraso, cuando ya estaba al borde del ataque de nervios, anunciaron el mío. Les juro que en ese momento en lo único que pensaba era en teletransportarme para donde estaban mis amigas, el resto... aquellas que ya se estaban embriagando cual flaco recién abandonado por su novia.

Llegué, ya era muy tarde, no importaba.. la joda estaba esperando tocar a mi puerta. Va... a las puertas de los 2 duplex que alquiló mi gran amiga, la cumpleañera. Me fueron a buscar. Llegamos y me encontré con un panorama bastante interesante: la que toda la vida hizo buena letra, era una santa y no tomaba más que jugo Tang en los "asaltos", estaba prendida a su vaso de "Fernuco" como si fuera una extensión de su brazo derecho. La otra, que me fue a buscar, lisiada por un golpe tosco al querer salvar su cámara de fotos luego de un trastabillazo. En fín, ¡estábamos todas, eso era lo importante!

¿Descontrol? Noooo, muy tranqui, solo trencito en medio de la calle, 3 flacos que se adosaron a la joda porque "vieron luz y entraron", comprada de birras nocturnas y alguna que otra cachetada de alguna negra inadaptada por celos. Aclaración: la piña se la ligó Agustina. Lisiada y golpeada. "Esta noche no salgo, no es mi noche", dijo resignada. ¿Final? Terminó saliendo con adermicina en sus rodillas.

Emprendimos viaje a la Costanera, la cantidad de gente era inversamente proporcional al espacio físico del lugar, no quedó otra que adaptarse. El hormiguero humano y ebrio estaba puesto en marcha, solo faltaba un toque de onda. Y ahi llegaban las amigas de Francesca para conquistar a muchos con un swing particular. Y así fue.

Los famosos vasos de cerveza de litro pasaron a ser imprescindibles, los pitos que te tocaban cual "carne fresca" y la música al zon de "el cielo se quedó sin estrellas" fueron los tips del viernes por la noche. Llegamos, la cumpleañera nos hizo unos mates. Entre chusmes y actualizaciones, nos fuimos al sobre.

Sábado de sol y resaca. No quedaba otra que emprender viaje al camping, ese famoso lugar pedorro en donde la gente pretende tener onda y tomar birra a pleno sol como si estuviera rodeado de luces de colores bolichescas, cuando en realidad, no se levantan ni a la mañana por la cara resacosa consecuente del día anterior. No tuvimos éxito. La entrada estaba cerrada. Nos fuimos a una pileta y ahí surgió, como por arte de magia, una charla "femenina" bastante importante. Sí, de "pitos". ¿Tópico?: "Todas alguna vez fingimos", subtítulo: "El tamaño ¿importa?".

Les resumo las conclusiones: no, lo dejo para el próximo monólogo.

Como quien dice la noche se aproximaba y el cumpleaños esperado ya estaba cerca. Entre cotillón y vino blanco, llegaron unos muchachos X, los 3 del día anterior y las ganas de enfiestarnos. Y sí, las 12 recibió a mi amiga con música, apagones de luz y algunas sin poder bañarse por el corto de los calefones eléctricos. Nada nos importaba, solo el castillo inflable de en frente que nos hizo rememorar nuestra niñez ... o adolescencia.

Luego de unos cuantos reguetones y risas entre ovarios nos dirigimos al famoso Corsódromo. Sin palabras. Bailamos al zon de "Qué maravilla, qué maravilla son los de Marie Marie" para luego continuar con "Papelitos, vino de corazón, vino para quedarse y te enamoró".

Pero la joda no terminaba ahí; por el contrario, era una entrada de calor para continuar festejando. Volvimos al hormiguero humano, ya sin fuerzas pero con muchas ganas de seguir nuestra trasnochada. Batucada, lindos pititos y buena onda..¿qué más podíamos pedir?

Llegó la madrugada del domingo, "¡Fuck! Es verdad que lo bueno dura poco".

Cuando me quería acordar estaba arriba del bondi, acompañada por un grupo de flacos que le pedían el facebook a una señora de 70 años que había viajado con sus amigas del Pamy.

En feeen, un fin de semana para el recuerdo en donde 2 duplex y quince mujeres dejaron historia en la Entre Ríos.


- ¡Viva el conchero!

- ¡Viva!


1 comentario:

Simplemente YO dijo...

Siempre quise ir a ver que pasaba en Gualeguaychu!!!
Y ahora que conozco tu experiencia mas quiero ir!!!!!



Imagino que se aplicara la regla:"lo que pasa en gualeguaychu muere en gualeguaychu, no?" jaja

Beoss